Betty Jumbo R. Editora de Agromar
En agosto pasado ya se dieron los primeros síntomas de la sequía que se avecinaba en el país.
El mismo Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuicultura y Pesca (Magap) hizo el balance de la afectación. Tres meses después, la situación es más crítica, pues nadie -excepto quienes tienen riego y aún son pocos- puede iniciar las siembras del nuevo ciclo agrícola.
Hace tres años, el Magap estableció como política la construcción de sistemas de riego. Sin embargo, aún no hay resultados para mitigar el impacto de la falta de lluvias, pues los efectos de un proceso no son inmediatos. Y queda claro que en tres años se van a resolver los problemas que ya tienen más de 25 años de lastre.
Sin embargo, la falta de previsión perjudica a los agricultores y campesinos. No hubo información oportuna para que los campesinos no se arriesguen a sembrar y ahora perdieran sus cultivos, como ocurre en Carchi con las papas, maíz y habas.
Del otro lado, los campesinos tampoco han emprendido acciones de prevención. Por ejemplo, los ganaderos no guardaron alimento para sus vacas. Son muy pocos los que fabricaron su propio heno (pasto seco) para esta época seca. Esas acciones aún son mínimas y los campesinos están a merced de que cuando haya lluvias se sembrará.