Redacción Ibarra
Al costado de un estrecho y polvoriento sendero, Marcial Barahona camina despacio entre cientos de plantas de fréjol.
El agricultor de la comuna El Bermejal, en el valle del Chota (Imbabura) está desesperado. Desde julio pasado las plagas atacan a los cultivos de fréjol de Ambuquí, El Juncal y Chalguayaco.
No saben cómo controlar a la roya (hongo que quema y debilita las hojas), la mosca blanca y los trips (pequeños insectos como tijeretas en miniatura).
Los técnicos de la Asamblea de Unidad Cantonal de Cotacachi (AUCC) dicen que en los valles del Chota y Mira hay 12 000 hectáreas sembradas. Las variedades capulí, paragachi, portilla, negro, canario e injerto mejorado producían hasta junio-julio de 2009 un promedio de 25 quintales por hectárea. Este año, por causa de las plagas se espera un rendimiento máximo de 10 quintales. El precio tampoco les favorece.
Los intermediarios, que llegan de todo el país, les ofrecen entre USD 35 y 40 por quintal. Pero los agricultores, como Barahona que se dedican a tiempo completo al campo, necesitan -por lo menos- un pago de USD 60 por saco.
Barahona camina con desesperanza entre las matas secas y quemadas por las plagas. Si no fuera por los cultivos de frutilla, tomate, mango, aguacate y tuna que las mujeres venden por libras y por kilos en las ferias de Ibarra, Mira y Tulcán, estas familias literalmente se comerían la camisa.
Los problemas para este hombre y otros 44 socios de la Asociación Sembrando el Futuro no terminan ahí. Necesitan dinero para invertir en la próxima siembra, cuando llegue el invierno.
Por lo menos requieren USD 1 000 para contratar jornaleros (ganan USD 8 diarios), comprar semilla (USD 60 por quintal), desinfectar el suelo y adquirir pesticidas para el control de plagas.
Cristian Paz, coordinador del proyecto Reactivación de la Producción y Comercialización Asociativa de Alimentos de la AUCC, dice que la sobreabundancia de plagas es efecto directo del calentamiento global. El cielo está gris pero no llueve sobre el valle.
La sequedad y el calor, dice, por causa del verano extendido favorecieron la reproducción de los insectos y hongos. Pese a ello, “luchamos contra los intermediarios y golpeamos las puertas del Estado y de mercados privados para obtener un precio justo del fréjol.
Los resultados se verán en los meses siguientes, porque trabajamos con las asociaciones de frejocultores más grandes del valle”.
El martes, los campesinos se reunieron en el Bermejal y se quejan del Banco Nacional (BNF) de Fomento porque no les atiende sus solicitudes de crédito. Fabián Palacios, presidente del grupo, recalca que el BNF declaró al valle como zona roja o morosa.
Teodoro Gallegos, gerente del BNF en Ibarra, expresa lo contrario. Dice que todas las comunas y parroquias de la zona son sujetos de crédito siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos por la ley.
Tras la reunión, Barahona y Manuel Minda vuelven a recorrer los cultivos de fréjol. A cada paso levantan hojas infectadas y secas. De las variedades que cultivaron, la más resistente a las plagas es el fréjol negro, pero no pueden incrementar la siembra por temor a saturar el mercado, porque esta variedad no es muy apetecida para la alimentación diaria.
Barahona se queda solo. No sabe a quién pedirá los USD 1 000 que necesita. “La comida, los estudios y la salud de los míos los cubriré de a poquito como siempre. Pero no puedo quedarme sin sembrar… es lo único que me enseñaron a hacer”.
Cómo se controlan las plagas en el cultivo
Para combatir las plagas en las hojas del fréjol se debe aplicar un insecticida natural, elaborado con las hojas de la ortiga.
Dos ramas medianas de ortiga se colocan en 2 litros de agua. Se hierve por 10 minutos y se filtra. Se echa más agua y se rocía el líquido.
Cuando hay plantas u hojas enfermas con virosis, bacterias u hongos hay que eliminar las plantas enfermas para evitar el contagio. Las ramas enfermas se deben enterrar o quemar.
La asociación de cultivos combate las plagas. Entre las hileras de fréjol se debe sembrar matas de ruda para alejar a la mosca blanca.
El uso de plantas que repelen a los insectos por su olor fuerte es otra forma de control. Se pueden sembrar orégano, cebolla, albahaca, tomillo o ajo.
El daño de las plagas se puede evitar o reducir cambiando la fecha de siembra. Algunas plagas tienen períodos definidos para desarrollarse y también aumentan su efecto destructivo en las plantas.