Redacción Cuenca
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En sus manos lleva puestos unos guantes de caucho verdes y una gorra le cubre del sol de verano.
Tomás Pesántez mueve con el azadón los desechos orgánicos que recibe junto a otras siete personas. La basura se acumula en un lote de 1 500 metros, en la parroquia cuencana de San Ana.
En una leve pendiente, la basura se deposita en dos filas. Se la remueve para que se descomponga bien y no se pudra.
Pesántez es de la Asociación de Lombricultores Santa Ana (ALSA). Agrupa a 14 socios. Ellos, con sus empleados y colaboradores, suman 35 personas.
A través de un convenio firmado entre esta asociación y la Empresa Municipal de Aseo de Cuenca (EMAC) existe el compromiso de entregar a los asociados los desechos que se generan en los mercados de Cuenca.
Los 14 sitios de producción de abono reciben seis toneladas de desechos. Esta recepción se realiza por turnos. El último domingo de cada mes, los asociados se citan y planifican los días que receptarán la basura y su cronograma de trabajo.
Mientras los trabajadores van removiendo la basura, se esparce el carbonato de calcio para evitar los malos olores y la concentración de las moscas.
En este proceso se seleccionan y retiran los desechos que no sean orgánicos. Este trabajo puede demorar unos cuatro meses.
Según Enrique Portilla, presidente de la ALSA, el 80% de los asociados desempeña esta labor para que el abono obtenido se utilice en los sembrados. Los demás socios hacen la venta a los agricultores de las comunidades y parroquias cercanas, como San Joaquín, al oeste de la capital azuaya.
La socia Hilda Flores dice que desde hace un año y seis meses, cuando empezó el proyecto, usa el abono para sus cultivos. Así dejó de usar los químicos y mejoró la producción.
En su parcela de 500 metros cuadrados siembra maíz, fréjol, albahaca y hortalizas. Una parte de estos productos se consume en el hogar y “los excedentes los vendo en el mercado”.
Según Portilla, la ALSA produjo en este año unos 12 000 sacos de abono orgánico de 80 libras. Cada uno se comercializa en USD 4. 400 sacos son vendidos a la Empresa Municipal de Agua y Alcantarillado de Cuenca (Etapa).
Esta empresa coloca el abono en las áreas verdes de la capital azuaya. Los 14 asociados recibieron capacitación por parte de técnicos de la EMAC y Etapa sobre el manejo de desechos. También observaron experiencias similares en Latacunga e Ibarra.
Estos productores de abono establecieron que el 10% de las ventas de abono se destine para el mantenimiento de las 14 fábricas.
“Siempre es necesario comprar carretillas, palas, máquinas para coser los saquillos… También para el combustible del vehículo de la ALSA que recoge los sacos de abono para la venta.
Portilla dice que la asociación ganó un concurso de proyectos del Consejo de Gestión del río Paute y la Unión Europea. Recibieron USD 50 000 que se invirtieron en la implementación de los 14 espacios de los asociados.
Con estos recursos también colocaron mallas de protección en sus terrenos para que no ingresen animales como gallinas.