Para poder contraer nupcias, Joey Hateley de 35 años tuvo que jurar ante la Reina de Inglaterra que su casamiento no sería por conveniencia sino por amor. El británico mostró fotografías y declaraciones juramentadas que daban cuenta de una relación sentimental de más de un año, con el ecuatoriano Hugo Vera, de 23 años.
Los trámites tardaron en Inglaterra, pero fueron aprobados. Hateley se mudó a Ecuador para vivir con su pareja y ayer legalizaron su matrimonio. Cerca de las 14:30 ambos llegaron al Registro Civil de Iñaquito, en el norte de la capital. Vestían fracs negros, camisas blancas y corbatas moradas. El ecuatoriano usaba además gafas oscuras, pero al observar las cámaras de los medios de comunicación en la entrada se abrió paso entre la multitud y se refugió en uno de los baños.
El británico explicó luego que no quería exponer a su pareja y pidió que no se haga de la boda un show mediático. “Lo que queremos es que nuestro caso sea entendido como un paso hacia adelante en la reinvindicación de la comunidad GLBT (gay, lesbianas, bisexuales y transexuales) del Ecuador. Por eso, con la ayuda del Municipio de Quito, se logró que la ceremonia se realizara en el Día Internacional de los DD.HH. declarado por las Naciones Unidas.
Elizabeth Vásquez, abogada especialista en casos de la comunidad GLBT, aseguró que en un principio hubo dudas en el Registro Civil sobre si permitir o no el matrimonio. La legislación ecuatoriana no contempla la unión legal de dos hombres. Pero Vásquez sostiene que esto no es aplicable en este caso. Hateley, aunque se reconozca hombre, nació mujer y aún conserva sus órganos reproductivos femeninos. El británico tiene la piel pálida, nariz respingada y los ojos azules. Es delgado, y lleva corte militar.
Él asegura que aún no ha terminado de convertirse en hombre biológicamente porque espera concebir en el futuro un hijo con su pareja. Luego, el objetivo es ser totalmente reconocido como hombre en Ecuador.
Norman Wray, quien solemnizó el acto, dijo que ante la Ley el matrimonio fue entre un hombre y una mujer, pero social y culturalmente fue un lazo gay. “No reconocerlo sería irse contra los derechos de estas personas”.
Wray recordó que el 21 de noviembre del 2007, el Consejo Metropolitano de Quito aprobó una ordenanza donde se declara a la discriminación por orientación sexual como una violación de los derechos fundamentales. Incluso se declaró el 17 de mayo como el Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia.
Ese marco jurídico fue para Hateley y Vera una de las motivaciones para realizar su matrimonio en Quito. Aunque la principal razón fue el acogimiento y apoyo de la comunidad GLBT del Ecuador. Gracias a ellos, la pareja se conoció. El británico había llegado al país para presentar una obra de teatro sobre el respeto y la tolerancia en un acto que fue impulsado por un movimiento en donde el ecuatoriano era voluntario.
Se conocieron y entablaron una relación a distancia durante 18 meses. El británico recuerda que cada vez que podía viajar a Ecuador lo hacía y también Vera fue a Inglaterra en una ocasión. La distancia, agrega Hateley, no pudo vencer el cariño. Ayer, el extranjero lucía nervioso. Cuando fueron llamados a la sala 3 de matrimonios pidió que solo gente cercana los acompañara. Los medios de comunicación observaron desde afuera, a través de un ventanal. Los curiosos que a esa hora transitaban por los corredores del Registro Civil también se apostaron para observar. Criticaron la ceremonia y la tildaron de “antinatural”. Hubo un cruce de palabras con otros integrantes del movimiento GLBT, pero al final se impuso la calma.
Vera salió de la sala de matrimonio escoltado por sus compañeros activistas. Pidió que no se le fotografiara. Su esposo, en cambio, saludó sonriente ante las cámaras. Recibió las felicitaciones de sus amigos y familiares y agradeció a quienes hicieron posible su matrimonio. “La comunidad de gay, transexuales, lesbianas es inmensa en Ecuador y seguiremos luchando para que los derechos sean respetados”. A las 19:00 se organizó un festejo en el centro.