Redacción Mundo,
Agencias
La población de tigres amur o siberianos, subespecie en peligro de extinción que vive en las regiones rusas de Primorie y Jabárovsk , se redujo en un 15% respecto al 2009. El Fondo Mundial para la Naturaleza dio la alerta.
La disminución de su población se debe a que muchas de sus partes se usan para fabricar productos con supuestos efectos afrodisíacos. China es el país que más demanda estos insumos. La situación conlleva a la caza furtiva del felino en Rusia, lo que acelera el proceso de extinción del animal. Las cifras más recientes señalan que en las dos regiones rusas, hábitat natural del tigre siberiano, viven entre 400 y 500 ejemplares. La cantidad preocupa a expertos y científicos.
Una encuesta realizada en el 2007, en siete ciudades chinas, mostró que 43% de las personas consultadas consumió productos que contenían partes del felino, entre ellos vendas y vino elaborado con base en sus hueso, pese a su prohibición y a su retiro oficial de la farmacopea local en 1993.
Según ese sondeo, publicado en un informe previo a la cumbre, el 88% de las personas encuestadas sabía que los productos de la medicina tradicional que utilizaban eran ilegales.
El diseño de una estrategia global para evitar la desaparición del felino fue la tarea clave de la Cumbre Global del Tigre (el mes anterior en San Petersburgo, Rusia). Esta cita internacional contó con la asistencia de los jefes de gobierno de los 13 países donde habitan estos animales.
El primer ministro ruso, Vladimir Putin y su par chino, Wen Jiabao, acordaron con otras naciones asiáticas intentar duplicar la población de tigres salvajes para el 2022 y salvar a la especie de la extinción.
Rusia y China “están creando zonas transfronterizas para estabilizar la población de tigres en Rusia y aumentar la de China”, dijo el ministro ruso de Recursos Naturales, Yuri Trutnev.
El Banco Mundial, que supervisa la financiación del programa de protección, estima que USD 350 millones serían necesarios en los próximos cinco años para apoyar el plan de acción mundial. El programa prevé extender los territorios que están bajo la protección del Estado.
Hoy solo quedan 3 200 tigres en la naturaleza, frente a los 100 000 que existían hace un siglo.