El notario de Machala, José Cabrera, murió tras un infarto el 26 de octubre del 2005. Eso fue el inicio de un drama que involucró a miles de personas que vieron en él la posibilidad de obtener réditos con la captación ilegal de dinero.
Su muerte echó abajo el sistema piramidal que le permitía ofrecer altos intereses por el depósito de no menos de USD 10 000. Invirtieron jueces, policías, militares, políticos y gente de a pie.
Tras las investigaciones, en noviembre del 2005 se obtenía un dato llamativo: Cabrera manejaba un promedio de USD 200 millones. No era un negocio cualquiera. Después se habló de USD 400 millones.
Ese hecho vuelve a la memoria este jueves 14 de abril del 2022. La Policía Nacional confirmó que el cuerpo hallado en Amaguaña, al suroriente de Quito, es de Miguel Nazareno, alias ‘Don Naza’.
Nazareno, un exmilitar, apareció en el ojo público por una captadora de dinero que, al igual que el sistema montado por Cabrera, ofrecía intereses atractivos a quienes invertían su dinero. La empresa de Nazareno estaba en Quevedo.
‘Don Naza’, ofrecía intereses de hasta el 90%. Sin embargo, no era tan exigente como Cabrera a la hora de recibir depósitos. Se conoce que para ingresar se necesitaba al menos USD 300.
Lo último que se supo sobre Nazareno fue que por tres ocasiones había ingresado al Ministerio de Defensa. La semana pasada trascendió una fotografía de él en uno de los parqueaderos de esa entidad.
Tras su muerte, lo que pasará con quienes fueron sus depositantes es una de las primeras interrogantes. Por eso este Diario hace un repaso de lo ocurrido con Cabrera, un caso similar de captación ilegal de dinero, tras su fallecimiento.
La muerte de Cabrera y el caos en Machala
Una crisis sin precedentes se originó en Machala. Los hijos del notario ofrecieron honrar “el negocio” de su padre. Así, los perjudicados se concentraron día tras día en el edificio de la Inmobiliaria Veintimilla, en pleno centro de la capital orense.
Entre los depositantes había gente de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. En la información recabada también aparecían políticos y ciudadanos. Sin embargo, el conflicto tuvo su punto más álgido cuando se saqueó la oficina del exnotario.
El 11 de noviembre, policías, militares y funcionarios judiciales ingresaron al edificio en donde funcionaba la oficina. Después salieron por la parte posterior, incluso, lanzaron dinero a quienes estaban abajo.
Las imágenes de esa época muestran cómo ciudadanos indignados retenían a militares y policías que intentaban huir. De los chalecos de varios de ellos sacaban dinero. Incluso fue cuestionado el uso de aeronaves de la FAE para ese hecho.
Además, el rumor de que Cabrera no había muerto originó que la gente acudiera al cementerio y sacara su cuerpo.
Los inversionistas
La caída del negocio de Cabrera evidenció su cercanía con políticos y funcionarios de la Policía y las Fuerzas Armadas.
El Ejército integró una comisión investigadora. Su objetivo fue dimensionar el impacto. Se estimaba que miles de militares tenían sus depósitos con Cabrera.
El entonces coronel Milton Martínez fue relevado del comando policial de El Oro. También Nicolás Castro Patiño, quien aspiraba a la Corte Suprema de Justicia y Teodoro Cordero, presidente de la Corte de Machala renunciaron al descubrirse que constaban como depositantes.
El dato que se descubrió con las investigaciones fue que, hasta su muerte, Cabrera tenía 30 000 depositantes. Muchos de ellos, 17 años después, no lograron recuperar lo que invirtieron.