Es el título de la última novela de J. M. Coetzee. En ella, el escritor describe un país imaginario donde los habitantes hablan español; todos han olvidado su pasado, prevalecen las reglas de comportamiento dictadas por la burocracia. La propaganda gubernamental indica que ha satisfecho las necesidades básicas de la gente, por lo que viven sin mayores sobresaltos. Su vida carece de emotividad, parecen autómatas obedientes. Todos encajan en el sistema, salvo unos pocos cuestionadores a los que el Gobierno llama subversivos. ¿Seguro que Coetzee no ha visitado el Ecuador?