La Asociación de Árbitros es una piedra en el zapato de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). No es la primera vez que los desacuerdos ponen en apuros a Luis Chiriboga, presidente de la FEF.
Hay antecedentes de divergencia entre ambos frentes desde el 2003 y hasta el último que se registró esta semana.
La amenaza de paralizar el fútbol si la FEF no expulsa al Pilahuín Tío del hexagonal de Segunda Categoría es un nuevo punto de desacuerdo. Alfredo Intriago, presidente del gremio arbitral, condicionó a la FEF para que el próximo martes expulsen el plantel imbabureño del torneo.
Esto en lugar del castigo que impide al equipo de Otavalo jugar con público como lo sancionó la FEF. La advertencia está implantada. De no expulsar al equipo los árbitros no dirigirán en ninguna categoría.
Esto pone en riesgo la realización de 62 partidos en el fútbol ecuatoriano. 24 compromisos de la Serie A: seis de primera, seis de reserva, seis de la Sub 18 y seis de la Sub 16. Igual número de cotejos en la Serie B. Además, seis cotejos de los hexagonales de la Segunda Categoría y ocho partidos de las categorías Sub 12 y 14.
En la administración de Intriago, las amenazas de paralización si se han cumplido. En febrero del año pasado no se pudo jugar un fin de semana de febrero por las protestas de los árbitros y eso provocó el enojo de Chiriboga. En esa ocasión el desacuerdo fue por la designación de responsabilidades para calificar las actuaciones arbitrales.
En el 2008, Intriago fue determinante en otra protesta del referato. En esa ocasión se intentó reglamentar que la paralización de los árbitros no sea sancionada con la expulsión del escalafón.