Las mujeres de un pueblo de Madhya Pradesh, en India central, no pueden dar a luz en sus casas “porque el llanto de los recién nacidos trae desgracia” , según una antigua superstición que las autoridades sanitarias locales ahora quisieran erradicar.
Según una costumbre que resiste desde hace cuatro siglos en el pueblo de Sanka Shyam, las parturientas que llegan al noveno mes de embarazo son llevadas fuera del pueblo y albergadas con familiares o en hospitales cercanos, de modo que nadie oiga la voz de los bebés.
La prohibición es tan arraigada que nadie osa desafiarla, incluso si pone en riesgo la salud de las madres y recién nacidos que, en caso de emergencia, no tienen ninguna estructura sanitaria a disposición.
Como cuenta el Sunday Guardian, que dedicó una investigación a la curiosa historia, “los residentes no permiten construir ninguna sala de partos ni servicios de obstetricia para las parturientas dentro del perímetro de su pueblo” . Incluso en el pasado algunas mujeres murieron por no haber recibido ningún tipo de asistencia.
Se cuenta también el caso de Kamla Devi, que hace dos años dio a luz a su hijo en una sala de partos “provisoria” , construida para la ocasión en una cabaña apenas fuera del límite del pueblo.
Pero ahora incluso esta precaria instalación está degradada y ya no se puede utilizar.
La creencia se remonta al siglo XVI, en tiempos del maharaja Raja Sangram Singh (conocido como Shyam Singh) , que reinaba en el distrito de Rajgarh y fue muerto tras una furiosa batalla con el ejército de los poderosos emperadores Mughai, que entonces dominaban la India.
Desde entonces, por una razón desconocida, la gente del lugar comenzó a pensar que los llantos de los niños recién nacidos llevaban gran desgracia y ruina a las familias.
La superstición está vinculada también con un famoso templo, llamado Sanka Shyamji, construido por la esposa del maharaja tras su muerte, y que atrae a numerosos peregrinos y turistas.
Recientemente, la administración provincial está buscando convencer a la población de abandonar la costumbre, con una serie de reuniones sobre la salud de las mujeres, mientras se proyecta la construcción de un centro maternal.