La edición número 42 del Salón Internacional de las Invenciones de Ginebra continúa hasta el próximo domingo y ya bate todos los récords este año, con un total de 790 expositores de 45 países que presentan miles de nuevas creaciones.
A la exhibición, que arrancó el pasado miércoles, se espera que asistan unos 60 000 visitantes dispuestos a descubrir las invenciones presentadas por empresas, inventores, universidades y otras organizaciones en este salón que, según sus organizadores, es el más importante del mundo.
Sin embargo, los participantes deben respetar una regla: las invenciones solo pueden ser expuestas una vez en Ginebra.
De acuerdo con el fundador y presidente del salón, Jean-Luc Vincent, “no tiene importancia si una invención es descubierta gracias a un trabajo en un laboratorio o debido al azar. Lo que cuenta es la creatividad innovadora, que con sus resultados contribuye al aumento del bienestar, los empleos y la economía”.
Ejemplos abundan. Françoise Goubron, una francesa que sobrevivió a dos cánceres, pero que ya no soportaba la irritación provocada por las pelucas, decidió crear una tela de algodón que se desliza sobre la cabeza, bajo la peluca.
Otros imaginan motocicletas que se pueden plegar en 30 segundos, sillas de ruedas para personas con discapacidad que pueden dar marcha atrás fácilmente, o placas para autos cuyas letras y cifras son luminosas en la noche.
Algunos entran en el mundo de la invención desde la infancia. Es el caso de un grupo de chinos de 12 años que llegó con su maestra para presentar una cortina de hojas que purifica el aire.
Según una de las inventoras, Yi Fan Wang, estos jovencitos partieron de un principio simple: el agua propulsada por corriente eléctrica crea una especie de corriente de aire a través de las hojas, que supuestamente debe purificar el aire.
Esta cortina es muy útil en la casa y es más barata que los purificadores que se encuentran en el mercado”, afirmó.
Para el belga Tanguy van de Walle, inventar es una pasión, aunque en su vida se dedique a las telecomunicaciones. ” Y o invento cosas regularmente, pero aquí presento el producto más perfeccionado que he hecho. Tuve la idea al ver los carritos que hacían ‘clac clac’ en las veredas con sus rueditas”, dijo, mostrando orgullosamente su valija de grandes ruedas.
Con la valija en la mano subió grandes escalones, pasando sobre los obstáculos con su ‘rolbag’ (el nombre que dio a su invención). “El rolbag es a la valija lo que el tractor es al automóvil. Un coche tiene ruedas pequeñas, más sometidas a las vibraciones que un tractor”.