Confirmada por tercera ocasión la inocencia del coronel Carrión a quien el Mandatario calificó duramente con epítetos poco presidenciables, algunos nos preguntamos, ¿quién será la próxima víctima del lenguaje del primer ciudadano del país? Es obvio que las vísceras juegan un papel importante en el comportamiento del Mandatario y por ello sus subordinados, más aún lo más cercanos le deben tener pavor no solamente porque su permanencia en el poder y su modo de vida está en juego sino que les hace quedar mal parados públicamente. Están lejos los días en que los ministros y altos funcionarios renunciaban a sus cargos por dignidad y sentido de la honra. Parece que hoy los más se aferran a sus canonjías con pasión, no obstante las críticas y reprimendas públicas del Jefe de Estado, para muchos, la vergüenza, el honor y respeto son historia.