El abogado del soldado Bradley Manning pidió hoy que se retiren los principales cargos de alta traición contra su defendido por presuntamente filtrar documentos militares y diplomáticos a Wikileaks y que la pena máxima que se fije en caso de llegar a juicio sea de 30 años y no perpetua como exige la acusación.
Durante su alegato final en el último día de la audiencia que se sigue en Fort Meade, cerca Washington, para decidir si hay pruebas suficientes como para realizarle a Manning un juicio militar, David Coombs, jefe de su defensa, afirmó que el gobierno “reaccionó de forma exagerada” y que ha “sobreacusado” a su cliente en un caso que, contrariamente a lo afirmado por el Ejecutivo de Barack Obama, no ha provocado grandes consecuencias, por lo que una pena menor es más que suficiente. “El cielo no se ha caído y no se caerá” por las filtraciones de Wikeleaks, sostuvo Coombs, para quien “cualquiera que mire la información filtrada sabe la sencilla verdad: no ha causado daño alguno”.
En este sentido, retó a que se llame a testificar a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, para demostrar lo contrario. “Si Clinton quiere seguir afirmando (la peligrosidad de los cables filtrados), que venga aquí y lo diga”, desafió. “30 años es castigo más que suficiente”, agregó Coombs y sostuvo que para analizar este caso no sólo hay que ver los resultados sino también los “porqués” que llevaron a Manning a presuntamente filtrar los documentos a Wikileaks.
Al respecto, en su alegato final ante el oficial a cargo de la audiencia, Paul Almanza, Coombs volvió a insistir en que Manning sufría inestabilidad mental a causa de problemas de identidad sexual que le deberían haber incapacitado para servir en el Ejército, pero que éste no hizo nada para evitarlo pese a conocer sus circunstancias. “Manning estaba luchando con un desorden de identidad sexual, durante su misión (en Iraq) creó una identidad Breanna Manning”, recordó Coombs el alias femenino que el soldado creó en Internet. “Luchó en aislamiento, pero no luchó en silencio”, agregó recordando los episodios de violencia y conflicto en el seno de su unidad que se han presentado como prueba en los pasados días de audiencia. Pese a saberlo, acusó, el Ejército no actuó.
Como prueba, Coombs leyó hoy la carta que Manning había enviado a un superior inmediato revelándole sus problemas de identidad de género y cómo esto estaba afectando su trabajo. “No sé lo que hacer al respecto (…) está afectando a mi carrera, es causa de dolor y confusión y hace que hasta las cosas más básicas me resulten difíciles”, leyó Coombs la misiva en la que Manning reveló sus dudas sexuales.
Es algo que “siempre está en mi mente, lo que me hace difícil concentrarme en el trabajo, dormir… hace que sienta que toda mi vida es un mal sueño (…) todo el mundo está preocupado por mí y me teme”, agrega la carta presentada como prueba y cuyo destinatario eludió esta semana testificar ante la audiencia para no implicarse.
Asimismo, Coombs recordó que ese oficial, Paul Adkins, escribió hasta tres memorandums desde 2009 en los que, entre otros, recomendaba para Manning “terapia psicológica inmediata” sin que sin embargo actuara para denunciar la situación ante instancias más altas o para alejar a Manning de su trabajo como analista que le daba acceso a servidores con documentos secretos militares. “La falta de respuesta del Ejército es una bofetada a la justicia”, recriminó Coombs, que pidió a Almanza que revise los cargos como un “baldazo de realidad” al gobierno.
La acusación entretanto se limitó en su alegato final a hacer un repaso de las principales pruebas que considera implican directamente a Manning con la filtración de los documentos a Wikileaks y a recordar las declaraciones en este sentido de los testigos llamados a declarar durante los pasados días, como expertos informáticos o el hacker Adrian Lamo que lo denunció a las autoridades tras ser contactado por el joven de 24 años.
Asimismo, la acusación entregó hoy a Almanza 300 000 páginas de documentos clasificados o no que asegura sostienen que “toda la actividad (de filtración) se relaciona directametne con Manning.
Las pruebas son “aplastantes”, sostuvo el acusador Ashden Fein. Manning “usó su entrenamiento para desafiar nuestra confianza de forma indiscriminada”, censuró y, durante una hora, destacó algunas de las pruebas que afirmó sostienen que Manning realizó una retirada “constante, deliberada y metódica” de documentos de las redes internas militares y diplomáticas de Estados Unidos.