Las calles del barrio Santas Vainas, centro este de Esmeraldas, están convertidas en un lodazal. En ese sector la tierra que bajó de las lomas vecinas copó vías y dificulta el paso de vehículos y peatones.
Cerca de allí, hacia la ladera, están los barrios 5 de Agosto y Betania. Con las lluvias del pasado 17 de enero, las calles de tierra ahora tienen forma de surcos, por la fuerza con que llegó el agua.
El lodo se acumuló cerca de la casa de Estefanía Vera, situada en el barrio Santas Vainas. Ella se puso botas para salir a la vía principal y tomar un transporte.
“Necesitamos que las calles tengan asfalto y que el sistema de alcantarillado se mejore, porque con las últimas lluvias colapsó y el agua ingresa por el inodoro de la casa”, asegura Vera, quien trabaja como empleada de ferretería.
Pero no es el único sector de Esmeraldas que registra daños. En el norte, en el barrio El Embudo, un derrumbe afectó a un templo. El desplome dañó los equipos de amplificación y las sillas. La sala de reuniones se llenó con lodo.
Según Carlos Obando, pastor del templo afectado, tuvieron el auxilio solo de moradores del barrio, porque las entidades de socorro no llegaron a tiempo. “Técnicos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) hicieron una evaluación, pero nadie nos ayudó a retirar la tierra”.
En esta provincia, las lluvias han dejado 1 028 personas afectadas y 206 viviendas inundadas por el desbordamiento de ríos y derrumbes. Esos daños se registraron hasta el 17 de enero último.
Según Carmen Guagua, funcionaria de la Sala Situacional de la SNGR de Esmeraldas, esa entidad atiende únicamente en casos graves. Los que no son de mayor riesgo solo son registrados.
Guillermo Prado, coordinador de la SNGR, explica que las emergencias por el invierno son responsabilidad de los municipios. “Nuestra tarea es velar porque la política de gestión de riesgos sea aplicada por los responsables de los cantones (alcaldes)”.
Sin embargo, Ernesto Estupiñán, alcalde de Esmeraldas, manifiesta que se necesita más apoyo del Gobierno central.
El Cabildo ha intervenido en zonas afectadas por las lluvias, pero insiste en que los damnificados en lo que va de este año, son los mismos que se registraron durante el 2011. “Lo ideal sería reubicar a más de 5 000 familias que están en las zonas de riesgos (laderas y riberas de ríos) alrededor de la ciudad, donde el Municipio prohibió la construcción de casas”, dice el Alcalde.
Un 60% de las familias que habitan en 21 barrios de la zona baja tiene problemas de inundaciones, por el agua que desciende desde la zona alta de la ciudad.
En los barrios 15 de Marzo, La Florida, 24 de Mayo y Los Ébanos no hay asfalto en las calles. Eso hace que los moradores caminen entre el lodo durante el invierno.
Además, en los sectores donde no hay asfalto, como en San Rafael, el agua sigue estancada. Estupiñán plantea que el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) trabaje en una política de reasentamiento. El Municipio puede donar los terrenos y el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) y la SNGR construir las casas.
Jaime Cedeño, funcionario de Avalúos y Catastro del Municipio de Esmeraldas, considera que las familias podrían ser reubicadas en el sector de Tachina. Esa es la zona hacia donde se planifica que crezca la ciudad. En Tachina hay 3 200 hectáreas de terreno.
Hace dos años, el Miduvi entregó 200 casas a los damnificados del Cerro El Gatazo y San Jorge. Sin embargo, todavía hay 48 familias que esperan por una solución habitacional. Un 30% de ellos sigue viviendo en albergues.