En aras de la paz y la tranquilidad de los miles de aficionados al fútbol, entre los que se cuentan hombres, mujeres y niños, me parece una gran iniciativa enumerar los asientos en todos los estadios; tanto para evitar la reventa indiscriminada y exorbitante de entradas como para ubicar, de manera fácil, a los revoltosos que hacen de este singular deporte un pretexto para libar, medir fuerzas y hasta asesinar a sus adversarios. Inteligente decisión y magnífico ejemplo que deberían imitar todos los locales destinados a eventos artísticos y culturales: coliseos, salones, teatros, plazas, etc., evitando de esta manera, el hacinamiento, la aglomeración y el maltrato (incluyendo el robo) a los que se someten las personas que pretenden ingresar a estos lugares.
Ni qué decir de las salas de cine, que deberían ser las primeras en acoger esta idea, tal y como, acertadamente, lo viene haciendo el Cinemark (Quito). De este modo, el aficionado adquiere su entrada, conociendo y aceptando su lugar de ubicación y regresa al inicio de la función, sin correr el riesgo de que, por llegar unos minutos más tarde, se vea obligado a colocarse en un lugar incómodo.