Ha causado honda consternación el fallecimiento del ilustre ciudadano quiteño, Dr. Jorge Salvador Lara, Cronista Vitalicio de Quito quien, a fuerza de su férrea preparación, formación y honestidad, supo convertirse en preclaro ciudadano ecuatoriano y hombre público, merecedor de la admiración, respeto y estimación de muchísimos conciudadanos, pues él sirvió desde la cátedra universitaria; desde altas funciones del Estado como ministro de Relaciones Exteriores, diplomático, etc.; desde su labor como escritor especialmente de literatura histórica en que se destacó por la publicación de varios libros atinentes a su vocación: la historia, por lo cual fue el titular de la Academia Ecuatoriana de Historia y también de la Academia de la Lengua; se le conoció también como gran orador en el Congreso Nacional hace ya muchos años cuando estuvo en la política, siendo uno de los pocos legisladores polígrafos y de acentuada preparación cultural.
Fue también columnista de EL COMERCIO. En sus últimos años de vida fue nombrado Cronista de la Ciudad de Quito y luego de que dejó su función, Cronista Emérito Vitalicio de Quito. En fin, fue un personaje auténticamente grande de nuestro país, por cuya desaparición física sentí, como muchos, una profunda pena pues tuve la oportunidad de conversar varias veces con él y aún más, hizo la gentileza de escribir la Presentación-prólogo de uno de los libros por mí escritos: ‘Quito Integral y Recuerdos de un Quiteño Amigo’ (quizá el más completo que se ha escrito sobre nuestra ciudad), del que el Dr. Salvador generosamente realizó una apología, por lo cual le quedó y le quedaré eternamente agradecido y aún más, me impactó su sencillez, sin poses ni arrogancias, y su buen talante en la conversación en la que siempre advertí amplios conocimientos sobre un sinnúmero de materias o anécdotas, etc. y a lo que añadía alguna chispa a veces jocosa, todo lo que le convertía en un gran y ameno conversador. Su muerte realmente constituye una enorme pérdida para el país. Eterna paz en su tumba.