Tuve la suerte de trabajar con muchos presidentes de la República, siendo mi función de libre nombramiento. Fui testigo de tantas y tantas irresponsabilidades de funcionarios, llámense ministros, subsecretarios, directores generales etc., que ni las llamadas de atención del Primer Mandatario, los hacían renunciar, y este se veía obligado a pedirles la renuncia o cancelarlos. Qué falta de respeto a su persona, qué falta de dignidad. Creo que un hombre de bien se debe hacer valer y no continuar con la cabeza baja, como uno más del redil.
Actualmente en este Gobierno, es inconcebible ver la sumisión de ministros, subsecretarios, funcionarios de menor cuantía, que siendo llamados la atención públicamente, son tan caras duras que bajan la cabeza y continúan. ¿Será sus réditos económicos? ¿Será la arrogancia que les da la función lo que les hace actuar de esta manera?
Qué pena oír y leer lo que ha sucedido con la Asamblea Nacional. La carta del Presidente de la República, dura y descalificando a los asambleístas, no tiene oídos para los de la mayoría de Alianza País y los de la oposición que tibiamente han reaccionado. Qué vergüenza debe sentir el presidente Cordero, sobre entendiendo que no sirve para nada, que no ha hecho nada, que el con su manada han sido descalificados por otro poder del Estado; estoy más que seguro, inclinarán la cabeza en señal de sometimiento al Ejecutivo, pero no tendrán sangre en la cara para hacer respetar al Poder Legislativo.