Los líderes animadores (cheerleaders) intentan masificar este novedoso deporte de moda en la Sierra centro. Ellos combinan sus actividades diarias con los entrenamientos, los estudios y el trabajo. Es el caso del club Blue Sharks (tiburón azul, en inglés). Se formó en el 2010, por el gusto de hacer gimnasia, rumba e imitar coreografías de animación.
Los chicos empiezan sus actividades a las 05:00 y, algunas veces, finalizan a las 23:00.
La música, el baile, la gimnasia y la coordinación de sus acrobacias, son los pilares para el éxito en esta disciplina. Su esfuerzo llevó a este club a clasificarse para el Campeonato Internacional de Cheerleaders (The International All Star Championship) en Orlando, Florida, en Estados Unidos. Se efectúa este fin de semana.
Los Blue Sharks participan con 15 integrantes, entre hombres y mujeres. Para representar al país, los porristas entrenan un promedio de siete horas al día.
Los cheerleaders, barras o porras usan, de forma armónica, la música y la danza. Su finalidad es motivar a los espectadores y entretenerlos durante los espacios entre un partido y otro.
La coordinadora, Andrea Solís explica que en abril del 2011 se consolidó como un club profesional. Ella entrena tres horas en el gimnasio y hace bicicleta, caminata y fortalece la masa muscular.
Luego, se integra a su trabajo como diseñadora de vestidos de novia. A las 19:00, los tiburones azules se reunen en el coliseo de gimnasia rítmica de la Federación Deportiva de Tungurahua. Allí repasan las rutinas sincronizadas.
El capitán Andrés Albán (22 años) motiva y ubica a sus compañeros en la corografía.