¡Más que claro! ¡No quiere dejarse el poder! Poder es soberanía del pueblo. Sabiduría esencial del Sistema Democrático es la temporalidad de su ejercicio.
Permanencia indefinida revestida del poder, conlleva habitualidad nociva, engreimiento enfermizo, abuso perverso y codicia descarada.
Esencia del ejercicio democrático es servicio despojado de interés personal, familiar o de grupo.
Ante cierta fragilidad del carácter y debilidad del espíritu, la democracia limita e impide sea indefinido. La democracia es traicionada abiertamente por ese apoderamiento codicioso; pero, también, hipócritamente, por la ciega y dolosa división de partidos que luego, sin méritos suficientes, aspiran el poder.
Bien dijo Erich Fromm: “El ansia de poder no tiene sus raíces en la fortaleza sino en la debilidad”.
Y, Cornelio Tácito: “Quienes ambicionan el poder, no tienen vía entre la cumbre y el precipicio…, nunca hay que fiarse de un poder excesivo”.