Se sabía que Rafael Correa tiene una cultura democrática muy pobre, aunque alega que nadie lo puede cuestionar si no ha ganado igual número de elecciones que él.
Sin embargo, hasta esta semana en que envió su carta a Fernando Cordero quedaba ciertos detalles sobre su pensamiento político sin documentar. Y en ese sentido el documento es importantísimo.
La carta arroja luces para saber que al fastidio que le produce que el Legislativo fiscalice y legisle (cuando no es a su medida) se suma el dato de que también le molesta que formule exhortos. Así queda en claro que, de acuerdo a su visión política , una Asamblea que legisle, fiscalice y exhorte estorba al buen Gobierno.
Pero la carta también permite ver que Correa no entiende el agradecimiento.
Y es que por lo que consta en la carta a Cordero, se ve que Correa fue incapaz de agradecer los inmensos servicios de la Asamblea Nacional para el eficiente ejercicio del poder. No agradece, por ejemplo, que durante 5 años de su gobierno no haya fiscalizado ni a uno solo de sus ministros, incluido al mimado de Ricardo Patiño quien ha estado envuelto en una escabrosa historia relacionada con la valija diplomática.
Ni siquiera fue capaz de agradecer a sus asambleístas por no haber dicho esta boca es mía cuando hizo entrar por el Ministerio de la Ley la ridícula reforma electoral, o cuando hicieron todo cuanto estaba a su alcance para que la última reforma tributaria haya entrado en rigor, también por el ministerio de la ley.