Este 7 de febrero, el pueblo ecuatoriano, acudirá a las urnas para elegir, entre otras dignidades, al Presidente de la República.
Hoy más que nunca, el Ecuador necesita de un gobernante serio y con la suficiente madurez y experiencia política y fundamentalmente con vastos atributos de honradez y honestidad y no de “politiqueros improvisados, imberbes y noveleros”.
Votar con responsabilidad y pensando en el futuro del país, es el más grande y bien supremo. Hemos estado sumidos, desafortunadamente, por largos 14 años en una profunda crisis moral, política, democrática y económica que degeneró en caos y hartazgo con las clases políticas tradicionales que destruyeron al país.
Vamos por la derrota definitiva del populismo como fue la del comunismo. El populismo es un fracaso traumático de unas políticas irresponsables, que seguirán agravando todos los problemas sociales y económicos de los países incautos que se rindieron a su hechizo y sus funestas consecuencias, o por un gobierno auténticamente democrático, limpio y sin ningún pasado de escarnio, de oprobio y vergüenza. Ecuatoriano: ¡Tú decides!.