La política pública aterriza en presupuesto y busca modificar realidades: desarrollo económico autónomo sustentable, no pobreza ni callejizados y bajar inseguridad; humanización de cárceles; más educación y profesionales de la salud y hospitales públicos -para enfrentar pandemias; agua potable por tubería a toda provincia; no deforestación; no tráfico de especies silvestres; IVA diferenciado; recursos para proteger madres abandonadas y erradicar aborto; eliminar libre remoción; no ser cooptados por “gobierno global” (5G incluida), fortalecer organización barrial con recursos entregados por GADs, e institucionalidad –teletrabajando 18 000 servidores municipales en Quito, desde sus barrios. No queremos líderes que se ‘reenfoquen’ o ‘den un giro, aconsejados por la prudencia’, sino que sean en verdad honrados, eficientes y sensibles administradores de la cosa pública, aquejada por falta de transparencia, discrecionalidad, cinismo y traición a los caros intereses nacionales y locales.