Jenny Calle, del ECU-911, ha atendido varias alertas sobre intentos autolíticos. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
Una de las llamadas que atendió en uno de sus turnos de ocho horas, a mediados de octubre, le permitió a Jenny Calle salvar una vida. Del otro lado del teléfono, una mujer le contó, en medio de gritos, que su esposo intentaba ahorcarse y la encerró en otra habitación.
La llamada se cerró, pero la evaluadora del ECU-911 alcanzó a tomar los datos del lugar para que la Policía acudiera. Se evitó el suicidio, dice Calle, quien afirma que en la pandemia son muy comunes los contactos de este tipo.
Desde marzo, el ECU-911 ha sido alertado sobre 419 intentos autolíticos, en los que ayudaron la videovigilancia y los socorristas. Incluso potenciales suicidas les hablan, anota Juan Zapata, director del servicio. Otros 217 eventos que les reportaron sí se concretaron.
Por ello capacitan a evaluadores en manejo de crisis, contención psicológica, comunicación asertiva y empatía pues deben mantenerse en la línea, mientras médicos, policías o bomberos llegan.
“Llora, yo te estoy escuchando, estamos para ayudarte”, le aseguró Manuel Analuisa, por teléfono, a un joven de 26 años, que quería lanzarse del puente del río Chiche hace cinco meses. Así, el médico del Cuerpo de Bomberos lo calmó.
La Policía también acompaña en esas emergencias, apunta Carlos Perugachi, jefe del laboratorio de criminalística de la zona 9 (Quito). Los agentes se ganan la confianza de la persona para darle seguridad y motivarle a pensar en positivo.
Según la Policía especializada en muertes violentas (Dinased), en el 2019 se registraron 948 suicidios en el país. Y entre enero y octubre de este año, 977. Los servicios de emergencias apoyan en la crisis, pero no tienen competencia para seguimientos de salud mental.
El Ministerio de Salud (MSP), con su ‘call center’ brinda primeros auxilios psicológicos a personas con crisis emocionales. En la implementación de la línea 171, opción 6, y en la entrega de chips a los profesionales del MSP para la teleasistencia se ha invertido USD 78 000 en siete meses de emergencia sanitaria.
Claudia Chávez, del Centro de Atención Ambulatoria San Lázaro, confirma que el covid-19 ha exacerbado el aparecimiento de síntomas de trastornos mentales. “En adultos jóvenes, el alcohol está asociado a los intentos de suicidios. Nos dicen ‘no hubiera intentado lanzarme del puente si no me tomaba media botella de…”.
Al adolescente, señala la psiquiatra, le ha impactado la pérdida de contactos sociales en el encierro. Y es impulsivo.
En estos meses, a Ximena Romero, psiquiatra del Hospital Carlos Andrade Marín, del IESS, le han llamado la atención casos en los que se ve vulnerada la integridad de niños y adolescentes. Si el diagnóstico es grave lo derivan a hospitales psiquiátricos como Sagrado Corazón, San Juan de Dios, Clínica Guadalupe. Van por tres semanas a un mes y medio, pues por el covid-19, ellos no están internando a pacientes.
Esas versiones coinciden con datos del Centro de Intoxicaciones Ciatox, citados por el MSP, que tras recalcar que los registros de intentos autolíticos son deficientes en el país, precisó: el grupo de 10 a 19 años es el segundo con más casos de envenenamiento, después del rango de 20 a 39. En lo que va del año, el 34% de reportes fue de niños y jóvenes.
“Una pandemia es una situación de desastre; se requieren equipos preparados de primeros auxilios psicológicos, no necesariamente profesionales, pero con entrenamiento; debieran estar en los equipos del Médico del Barrio, para identificar trastornos a tiempo”, opina Fernando Cornejo, del posgrado de psiquiatría de la UTE. Le preocupa, dice, que según el Colegio de Psicólogos Clínicos de Pichincha, en el país haya 70 psiquiatras concentrados en tres ciudades.
Todas las semanas atienden a posibles suicidas, cuenta el suboficial de Bomberos, Marco Cabrera, quien estuvo en el rescate de un joven que intentaba lanzarse del Puente de los Pájaros, en San Antonio de Pichincha. “Le extendí mi mano. Necesitan ser escuchados”.
El 6 de octubre, agentes de tránsito evitaron que una mujer se lanzara desde un puente peatonal en Chillogallo. Psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapistas del Patronato San José visitan dos veces por semana a la mujer, que desarrolló un cuadro depresivo agudo, informó Saúl Ortiz.
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