Hay un debate sobre cuál ha sido el mejor presidente del país, para algunos quizá García Moreno que convirtió la República en una sociedad confesional, para otros el Gral. Eloy Alfaro por haber desmontado la argolla conservadora, ingresar el país al siglo XX con obras colosales como el ferrocarril, el laicismo, matrimonio civil, y tantas reformas para salir de la edad media que muchos prefieren. En la época contemporánea no se ponen de acuerdo, pues algunos añoran el tirar a matar y la represión para vigorizar el dominio de sectores hegemónicos, otros critican la inversión en salud y educación como despilfarro, califican las obras de infraestructura en vías, puentes, hidroeléctricas, etc. para el desarrollo del país, como un aquelarre de sobreprecios y hablan de hasta 70 000 millones en pérdidas, pero es muy sencillo, la Contraloría debe establecer técnicamente irregularidades que deben responder principalmente los representantes y administradores de las entidades contratantes, los fiscalizadores, y particularmente los contratistas, y una vez determinadas las glosas recuperar esos fantásticos 70 000 millones, ya que los contratos los celebran los entes públicos y las empresas privadas, que es fácil determinarlos.