Dos explosiones masivas golpearon a Beirut, en Líbano, el martes 4 de agosto del 2020. Foto: AFP
De acuerdo con las autoridades libanesas, fueron 2 750 toneladas de nitrato de amonio -depositadas en un almacén durante seis años- las que produjeron dos explosiones masivas que convirtieron a Beirut (Líbano) en una zona de desastre.
De acuerdo con el balance preliminar del Gobierno libanés, el incidente deja, hasta la mañana de este miércoles 5 de agosto del 2020, al menos 100 fallecidos, más de 4 000 heridos, 300 000 personas sin hogar y cientos de personas desaparecidas.
Autoridades de seguridad de la nación declararon que el nitrato de amonio permaneció almacenado durante seis años sin ningún control. Pero ¿qué componentes tiene este elemento químico para causar los dos trágicos estallidos?
El periódico español El Mundo presentó una reseña sobre los alcances del compuesto. El nitrato amónico es una sal formada por iones -de nitrato y amonio- cuyo principal uso es cumplir la función de fertilizante en forma de gránulos y aminonitratos.
Agricultores suelen comprarlos, pues son altamente solubles en agua. No es, pues, un producto combustible, como podría pensarse, sino que es oxidante. Su explosión sí es posible en dosis medias y altas, sobre todo, si existe la presencia de otras sustancias con alto potencial combustible o fuentes de calor intensas.
El nitrato de amonio tiene diversos campos de producción. Por ejemplo, una gran parte se destina a la construcción del óxido nitroso, a través de un mecanismo llamado termólisis. Este proceso tiene un carga de reacción exotérmica que puede llegar a ser explosiva si se desarrolla en un contenedor sellado. O, en su defecto, si llega a ser calentado de forma apresurada.
Asimismo, este compuesto puede ser usado en el campo industrial para la modificación de la zeolita (un mineral caracterizado por su capacidad de hidratarse y deshidratarse de manera reversible). Una parte de su producción, además, también es aplicada como explosivo, aunque debe tener una mezcla: hidrocarburo, diésel o queroseno.
El contacto del nitrato de amonio con ese tipo de sustancias lo vuelven sensible y es por ello que necesita protocolos de seguridad para mantenerlo alejado de sustancias inflamables o líquidos corrosivos.
Si bien su utilización primaria no está marcada por causar explosiones, históricamente sí ha sido un instrumento para la fabricación de explosivos de uso militar y combustible sólido de cohetes que, precisamente, fueron decomisados en el 2019 en un buque hallado en el puerto de Beirut. Aunque en un primer informe, las autoridades de seguridad informaron que se trataba de nitrato de sodio, el documento oficial final detalló que había sido nitrato de amonio.
En 1995, Timothy McVeigh, autor del atentado de Oklahoma City, utilizó dos tonelada de nitrato de amonio para hacer explotar el edificio Federal Alfred P. Murrah. El ataque, que fue calificado como terrorista, ocurrió el 19 de abril y dejó 168 fallecidos, entre ellos 19 niños, y unos 680 heridos. Este hecho generó un endurecimiento de la reglamentación sobre el nitato de amonio en EE.UU.
Este compuesto tiene una larga data en conflictos bélicos. Ganó popularidad a escala mundial porque era un ingrediente predilecto de grupos armados para fabricar explosivos caseros. En 1994 -de acuerdo con medios de comunicación internacionales- un atentado en contra de la Asociación Mutual Israelita Argentina fue ejecutado con explosivos hechos a base de nitrato de amonio.
Hoy, Beruit vive la tragedia, en medio de una batalla mundial contra el covid-19. La potencia de estas explosiones fue tan fuerte que incluso los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) lo registraron como un sismo de magnitud 3,3. Y su onda de choque, además, se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia.