La decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de estrenar un nuevo sistema informático para los comicios de febrero del 2013 generó reacción y crítica en varios sectores. El anuncio lo hizo el vicepresidente electoral Paúl Salazar que informó la adquisición del nuevo sistema informático a un proveedor extranjero para el escrutinio de los votos y la publicación de resultados oficiales, con una inversión de USD 21,5 millones.
Las dudas de ex vocales electorales y de políticos de oposición se centra en dos puntos: el elevado costo para adquirir el programa y el poco tiempo que quedará para que el nuevo software sea sometido a las pruebas pertinentes, faltando 73 días para los comicios.
“Me parece extremadamente elevado ese valor. No logro entender cómo puede costar eso. ¿Bajo el criterio de que mientras más caro es mejor?”. Estas son las dudas del ex presidente del CNE, Omar Simon, para quien el software que se utilizó para el procesamiento de datos en las elecciones del 2009 y en la consulta popular del 2011 sí era confiable.
De hecho, el CNE anterior realizó una auditoría al sistema informático para la consulta popular que fue desarrollada en el CNE y auditado por el Colegio de Ingenieros Informáticos de Pichincha. Según este, se prestaba todas las garantías de seguridad necesarias para el proceso.
Simon recuerda además que el costo que tuvo el desarrollo de la aplicación fue mínimo pues fue realizado por informáticos del CNE. En cuanto al software que se utilizó en el último proceso de dignidades de elección popular fue desarrollado en el 2000 entre el extinto Tribunal Supremo Electoral y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Una de las justificaciones del CNE para adquirir el nuevo sistema informático fue las supuestas falencias detectadas durante el proceso de verificación de firmas para la inscripción de las fuerzas políticas del país. En ese tiempo, el CNE dio de baja el software desarrollado por el anterior Consejo a un costo de USD 30 000 y utilizaron otro que costó USD 2 millones y que lo proporcionó la empresa Control. “Que me demuestren que el anterior software no es fiable”, dijo Simon.
El ex vocal electoral Medardo Oleas dice que no se puede confundir dos sistemas informáticos diferentes, pues el software que se utilizó para la revisión de firmas como el que se usa para el conteo de votos son distintos. No obstante, lo que sí le preocupa a él y también a sujetos políticos como Martha Roldós y Lucio Gutiérrez es el poco tiempo que se tendrá para hacer las pruebas necesarias del nuevo sistemas así como para que los delegados de los sujetos políticos avalen su fiabilidad. “Este nuevo elemento nos genera enorme desconfianza. No sé qué garantías nos van a dar con el nuevo sistema”, dice Roldós.
Para Enrique Mafla, quien tiene experiencia en informática electoral, el tiempo prudente para realizar las pruebas de un nuevo sistema informático es de seis meses. “Tengo preocupación por la improvisación y el dejar todo para último momento”, dice Mafla para quien el costo del sistema resulta muy elevado.
En la consulta popular del 2011 se registró más del 60% de actas con inconsistencias de todo tipo. Para Mafla esto se produce porque en el manejo de los datos hay mucha intervención manual y el software participa en “una parte marginal”. Dice que dentro del CNE falta un sistema de gestión de tecnología eficiente.
Esta semana, el Consejo Electoral realizará la adquisición del sistema bajo la modalidad de contratación –licitación, emergencia, subasta inversa, proveedor único- con lo cual el presupuesto general del organismo se incrementará de USD 95,5 millones a USD 117 millones.
El ex titular electoral Carlos Aguinaga dice que el CNE deberá transparentar y justificar la adquisición pues la tecnología entra en desuso con el paso del tiempo.