Personas aguardaban en Corporaciones Unidas, en Cuenca, para enviar alimentos preparados a los suyos que viven en Estados Unidos. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
En los días previos a una fecha especial, en este caso el Día del Padre, las courier de la capital azuaya se llenan de personas que pugnan por enviar alimentos y regalos a sus seres queridos que viven en Estados Unidos.
Eso ocurrió este jueves 18 de junio del 2020 en las agencias de Quizhpi Express, Corporaciones Unidas y Costamar, en el Centro Histórico. Las personas -en algunos casos sin mantener la distancia recomendada para evitar el contagio del coronavirus- aguardaban haciendo fila en los exteriores.
La mayoría de personas madrugó porque los jueves y lunes las agencias tienen abierto los cupos para la carga de comida preparada (cuy asado, pan, queso, choclo, humas, tamales y dulces de corpus) que es lo que añoran los compatriotas que están fuera del país.
Pero a algunas personas como Rosa Chacho, de 72 años, eso no le sirvió. A las 11:00, un trabajador de la agencia Corporaciones Unidas salió a informarles que se cerró el cupo y que no recibirían más paquetes de comida preparada.
Chacho -de la comunidad de San Vicente de la parroquia cuencana de Sinincay- se quedó con su canasta que contenía 10 cuyes, cinco libras de queso, panes y choclo. Eso enviaba para que su esposo y cinco hijos compartan en el Día del Padre.
El empleado de la agencia también les explicó que con las aerolíneas ellos tienen un cupo de 4 000 kilos de encomiendas por día, pero que por la restricción de los vuelos por la emergencia sanitaria del covid-19 les redujeron a 2 500 kilos.
No depende de nosotros sino de las aerolíneas, dijo tras lamentar que más de 150 personas se quedaron si enviar los presentes. “Regresen el lunes con alimentos frescos. No podemos recibirles ahora porque el siguiente envío es el lunes y se dañará la comida”, dijo.
El resto de días, las empresas reciben los paquetes de alimentos que no se dañan, medicinas, ropa, golosinas y demás productos que las personas necesitan porque demoran más tiempo en ser enviados y en llegar a sus destinos.
Roza Zhingri, de 68 años, tampoco alcanzó a enviar las 45 humas para su hija Patricia Sangurima, que vive en Brooklyn. Con este paquete intentaba contentar a los suyos porque el jueves anterior envió ocho cuyes, 40 humas y unas cremas, pero los alimentos llegaron dañados.
Para ella, el Día del Padre es una fecha para celebrar el amor que se siente por sus seres y que cuando se vive tan distante, estos detalles (paquetes) alegra sus vidas. “Ahora cayó en medio de una pandemia que está azotando con fuerza también en Estados Unidos y eso nos preocupa”, dijo Zhingri.