Foto referencial. Padres de familia dicen que es complicado trabajar y estar pendientes de las actividades de sus hijos en horario de oficina. Unos cuentan con dos computadores, pero otros deben destinar el celular inteligente para que sus hijos se conecten, mientras ellos teletrabajan durante la emergencia por el nuevo coronavirus. Foto: EFE
Desde el viernes 13 de marzo, las clases presenciales están suspendidas para niños y adolescentes del régimen Sierra y Amazonía, que empezaba el segundo quimestre del ciclo 2019-2020. Los estudiantes y sus familias se adaptan clases virtuales por la emergencia sanitaria del covid-19.
En algunos hogares, la situación es más complicada porque están teletrabajando en casa y deben estar atentos a las actividades de la mañana de sus hijos. En promedio, dicen, deben dedicar dos horas o hasta medio día, para tareas y en algunos casos también para clases en tiempo real.
Mateo Peñaherrera, de séptimo año del colegio Borja 3, tiene clases de dos asignaturas a diario. Son dos horas y media de trabajo desde su casa, en el sistema Academium. Su madre, Eugenia Céspedes, elogia el hecho de que los maestros sean imaginativos y creen nuevas metodologías, aplicables a lo virtual. Al niño, por ejemplo, le envían diapositivas de temas para que realice cuadros conceptuales con las principales ideas, en sus cuadernos.
Matías Robayo, maestro de robótica y matemáticas del colegio SEK Quito, comentó que los chicos usan su iPad como herramienta de estudio desde el 2014. Por eso en diferentes plataformas han logrado mantener 25 horas semanales de clase, en secundaria, y 10 en primaria.
Constantemente -detalla- analizan informes de clases para corregir o prevenir problemas puntuales.
Niños de niveles más bajos no tienen clases virtuales pero realizan tareas. Es el caso de Valentina, de primero de básica del Colegio Francés. Realiza tres o cuatro actividades diarias, que le toman hasta medio día, señala su madre, Estefanía Espinosa.
Cada tarea se refuerza con videos -detalla- lo cual le parece beneficioso. Para que la niña relacione objetos con líneas o recorte vocales, Espinosa plasma las actividades a mano, ya que no tiene impresora en casa.
En la Sierra hay 1,9 millones de alumnos y el 72% son fiscales. La ministra de Educación, Monserrat Creamer, ha insistido en que no se pida salir de casa. Pero no todos cumplen.
A Jaqueline Reinoso le preocupa que su hija de 17 tenga que salir al menos dos veces por semana. No tienen Internet ni dispositivos. Los deberes de su plantel fiscal los reciben por WhatsApp pero debe enviarlos por correo. Además -detalla la chica- le piden investigar. Para cumplir debe ir a pie por las calles de Calderón hasta la casa de su tía, que le presta computadora e Internet. Ahí vive también su abuela diabética, de 78 años.
Otros padres de familia cuentan que es complicado trabajar y estar pendientes de las actividades de sus hijos en horario de oficina. Unos tienen la facilidad de contar con dos computadores, pero otros deben destinar el celular inteligente para que sus hijos se conecten, mientras ellos teletrabajan. En condiciones normales, los chicos estaban en las escuelas e incluso se quedaban en tareas dirigidas. Ahora deben dividirse en dos.
En redes sociales, algunos padres de familia le piden a la Ministra de Educación que intervenga para que haya rebajas en las pensiones. Pero ella ha reiterado que deben llegar a un acuerdo con los planteles. Los representantes argumentan que entienden que los profesores deben cobran sus salarios, pero señalan que ellos han perdido sus trabajos, han tenido descuentos en sus salarios y han tenido que cerrar sus negocios. Algunos colegios han hecho algunas rebajas y acordado no cobrar transporte y otras actividades.
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