Si las autoridades nacionales o regionales dejarían de pensar por un momento en sus beneficios, algunos poco éticos, entenderían las pérdidas millonarias de los ecuatorianos al desaprovechar los recursos naturales de éste paraíso de la eterna primavera, con sus montes de blancos velos y fuego en las entrañas, escarpados riscos, selvas fecundas y playas que besan los mares arrulladas por crepúsculos de ensueño.
La construcción de un teleférico en el nevado el Altar en Chimborazo es un claro ejemplo de cómo se podría impulsar el futuro turístico del Ecuador para obtener recursos permanentes, bien habidos, respetando al suelo y a la ecología. Un paraíso natural espera ser exhibido ante el mundo en esa montaña sublime donde se recrea la fantasía: lagunas mágicas de colores, cascadas de ensueño, traviesos riachuelos que recorren el valle del Collanes, majestuosos paisajes de páramo y de serranía matizados por musgos, líquenes y chuquiraguas, allí vuelan altivos los cóndores en libertad con los curiquingues, patos y colibríes, que conviven en equilibrio con venados, osos de anteojos, zorros y conejos. Como proyecto bio sustentable, la relación costo-beneficio supera la imaginación, basta constatar los ingresos que generan algunos de los teleféricos espectaculares del mundo: las colinas Bá Ná en Vietnam, Los Alpes en Suiza, Tianmen en China, Genting Highlands en Malasia, Mount Aso en Japón, etc.
¡Despertemos! Para apreciar lo que tenemos y así podremos orientar con sabiduría nuestros pasos hacia un futuro digno, más justo y humano, preservando la vida y el agua del planeta.