Escuche por primera vez el concepto de “Prioridad de la sangre”, hace algunos años mientras realizaba un curso de “Prevención e Investigación de Accidentes Aéreos” y me llamó la atención el enorme ámbito de las actividades humanas en las cuales se involucra este concepto, es decir, no solamente en el referido a las actividades relacionadas con la aviación, de por si de alto riesgo calculado, sino, en forma generalizada, con la mayoría de actividades del hombre .
Básicamente, el concepto se refiere al hecho casi connatural con nuestra especie y aparentemente más acentuada en nuestros países, de esperar que los hechos sucedan, a veces con resultados catastróficos, para reaccionar tardíamente tratando de encontrar improvisadas soluciones. En nuestro país, podríamos enumerar cientos de casos, en diversas situaciones como terremotos, incendios, inundaciones, accidentes de tránsito, uso inadecuado de pirotecnia, explosiones de gas doméstico, etc., etc.
El concepto de Prioridad de la sangre como herramienta de prevención, trata de encontrar y desarrollar con cierta habilidad las acciones de prevención oportunas antes de que estos hechos, en algunos casos impredecibles, sucedan y causen daños de gran magnitud.
Ejemplos de aplicación oportuna de acciones encaminadas a reducir los resultados de catástrofes como terremotos y tsunamis, los podemos encontrar en países de altísimo riesgo sísmico como Japón, donde aprendieron que la planificación, el entrenamiento a nivel escolar y estudiantil eran la base para mantener en toda la población una disciplina tendiente a evitar o en lo posible disminuir al máximo los resultados finales de una catástrofe.