En el preuniversitario Newton, jóvenes se alistan para rendir la prueba el próximo año. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
En una de las aulas del preuniversitario Newton, los chicos que se alistan para rendir el próximo Ser Bachiller, en enero del 2020, coinciden en una preocupación: que a un mes y medio de la prueba se hayan anunciado ajustes.
“Nos estábamos preparando en el conocimiento abstracto”, cuenta Alison Balladares. Ella teme que los resultados no sean tan buenos, ya que –reitera– les queda poco tiempo.
Esta prueba, que hace las veces de filtro para conseguir una plaza en la educación superior pública, se aplica desde el 2012. Antes no había en el sistema, en general, un examen de acceso. Para obtener el cupo se debía llegar primero a la fila.
El martes 19 de noviembre del 2019, autoridades educativas anunciaron ajustes: el puntaje obtenido en el examen equivaldrá al 60% y el 40% restante, a la nota promedio de la vida académica del bachiller.
Además, la evaluación tendrá 120 preguntas, antes eran 155. El tiempo máximo para resolverla será de dos horas y media. Explorará cuatro áreas: matemática, lengua y literatura, ciencias naturales y ciencias sociales. La aptitud abstracta no se medirá por separado sino de forma transversal.
Geovanny Díaz, coordinador académico del preuniversitario Newton, señala que el cambio es positivo, ya que “se enfoca en la mayoría de chicos que rinden el examen, que son la población escolar”.
Según Díaz, en la prueba anterior había una brecha entre lo que los estudiantes aprendían en el Bachillerato y lo que se evaluaba. “En el colegio no veían aptitud abstracta”.
Pero para otros académicos, hay más en qué pensar. “Se requiere un análisis de fondo, no circunstancial ni coyuntural; hay que pensar en el 2040”, opinó a título personal Galo Naranjo, rector de la U. Técnica de Ambato y presidente de la Asamblea Universitaria.
Para Naranjo hace falta revisar en profundidad el sistema de educación del país, desde Inicial hasta Bachillerato.
Desde las universidades -aseguró- están dispuestos a colaborar, trabajando con los profesores de último año de colegios, para orientarlos sobre competencias necesarias.
Las modalidades en línea o semipresenciales son opciones, dijo Naranjo. Pero pide no dejar de lado la pertinencia y la calidad de la oferta.
Entre los problemas que identifican los chicos -que se capacitan en el preuniversitario del anterior examen- está la complejidad de las preguntas.
“Había trampas que nos hacían equivocar y, por lo tanto, demorar más, porque teníamos que leer varias veces para entender”, comenta Alison.
Edwin Palma, director del Ineval, dijo que trabajan en una política pública para combatir la proliferación de cursos. El coordinador académico del Newton señaló que están de acuerdo con que se regule a los centros, para garantizar enseñanza de calidad.
En contexto
El Presidente de la República, la Ministra de Educación y el titular de Senescyt anunciaron los cambios en el examen. Los temas para la nueva prueba Ser Bachiller están desarrollados y en proceso de validación, de acuerdo con el Ineval.