Oír los discursos del presidente de la República, por más de dos años de ejercicio del poder producen en nosotros un sentimiento de decepción ya que confiamos en que pondría en ejecución sus ofertas de campaña y reactivaría la economía.
Un llamado a la reflexión: no es posible pasarse culpando al anterior gobierno por la falta de resultados del actual régimen. La corrupción, el endeudamiento, el no haber recibido la mesa servida, etc.
Vamos a reducir el tamaño del Estado, fue uno de sus ofrecimientos, lo que ha existido es un despido masivo de funcionarios públicos para ingresar un número similar o superior, pero de su grupo, resultado: no ha habido reducción del tamaño del Estado.
Cierto es que ha existido una reprogramación de la deuda externa, tal vez el único logro tangible del actual Gobierno, pero hubo un nuevo endeudamiento para pagar gasto corriente por USD 10.000 millones adicionales. ¿Qué pasó con la construcción de nuevas viviendas de interés social? Pocas en relación con el ofrecimiento hecho.
El combate contra la corrupción no ha dado los resultados esperados, si es cierto ello con las cifras presentadas, ¿dónde está la recuperación de los dineros mal habidos o desviación de fondos públicos, coimas y muchos más delitos señalados?
¿Qué pasa con la reactivación económica y la generación de empleo? El índice de empleo adecuado ha caído al 37%, es decir que el 63% de los ecuatorianos estamos sumidos en el desempleo y en el subempleo. La inseguridad en las calles e incluso en las cárceles ha desbordado límites aceptables. El narcotráfico, el lavado de activos campea y qué hace el régimen para solucionarlos.
Se firmó el TLC con la Unión Europea y no se han incrementado las exportaciones.
Señor Presidente: basta de quejas y empiece a gobernar.