Conner y Christian son compañeros de la escuela primaria en Minneha, en Wichita. Foto: Facebook
En el primer día de clases de la escuela primaria Minneha en Wichita, EE.UU., el pasado 14 de agosto de 2019, hubo un acto de solidaridad y bondad que se volvió viral en redes sociales. Un niño con espectro autista, Conner, se sentía abrumado por el regreso a las aulas. Estaba angustiado y pasándola mal. Fue entonces que Christian otro niño de la misma escuela tomó la mano de Conner para acompañarlo y apoyarlo.
La escena fue fotografiada por la madre de Christian, Courtnet Coko Moore, y compartida en su cuenta de Facebook. La publicación va acompañada del mensaje: “Estoy tan orgullosa de mi hijo, que vio a un niño en una esquina llorando y fue a consolarlo. Lo agarró de la mano y lo acompañó al interior de la escuela. ¡Es un honor criar a un niño tan amoroso y compasivo! Es un niño con un gran corazón, el primer día de clases comenzó bien”.
La imagen de Christian y Conner alcanzó hasta este 27 de agosto de 2019 las 38 000 reacciones, fue 25 000 veces compartida y tiene más de 7 000 comentarios entre los que se lee mensajes de gratitud y afecto por el gran gesto del menor.
La historia se popularizó de tal manera que el medio local Romper entrevistó a Conner y dijo que Christian “fue amable conmigo. Estaba en el primer día de clases y comencé a llorar, luego él me ayudó y fui feliz.” La mamá de Conner también dio declaraciones sobre el acto de bondad que recibió su hijo.
Ella mencionó que: “temo todos los días que alguien se ría de él porque no habla correctamente, o porque no se queda quieto y salta de un lado a otro y agita sus manos”. Por lo tanto la actitud de Christian al consolar a su hijo la calmó. “Un acto de amabilidad puede cambiar la vida de alguien, puede cambiar el mundo”, señaló la madre.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE.UU. afirman que aproximadamente 1 de cada 59 niños es diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA). Este trastorno es más frecuente entre niños porque tienen cuatro veces más posibilidades de ser diagnosticados que las niñas.