Gremios como la Federación Médica Ecuatoriana y voceros de asociaciones de pacientes presionaron en los últimos dos años por la aprobación del nuevo Cuadro Básico de Medicamentos. La directora ejecutiva del Consejo Nacional de Salud (Conasa), Irina Almeida, conversó sobre lo que implicó el proceso de revisión de pedidos de inclusión de fármacos.
El Conasa y la exministra de Salud, Verónica Espinosa, sumaron detractores por la demora en la actualización.
¿A los cuántos años caduca un cuadro básico de fármacos?
El cuadro que será reemplazado tras la décima actualización fue expedido en el 2013 y rigió desde el 2014, con la promulgación de un acuerdo ministerial. La revisión ha implicado un trabajo complejo, pero no estamos muy retrasados si se toma en cuenta lo que pasa en la región. Por ejemplo, en Paraguay, la última actualización se hizo en el 2009; en Chile, en el 2010; en Perú, en el 2012; en Cuba, Costa Rica y Bolivia, en el 2014. En el Colombia, en el 2016.
¿En manos de quiénes estuvo la actualización?
El Conasa está liderado por el Ministerio, como autoridad sanitaria e integrado por delegados del IESS, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Junta de Beneficencia de Guayaquil, Solca, facultades de medicina, clínicas privadas, gremios como la Federación Médica Ecuatoriana, Federación de Químicos Farmacéuticos.
¿Y cuántos funcionarios tiene el Conasa?
En el Conasa, ente autónomo, somos dos las técnicas a cargo del cuadro; hay 11 funcionarios, con el conductor.
¿Por qué demoró tanto la aprobación del listado?
La elaboración del cuadro es un proceso complejo, usamos el manual de procedimientos, que trae criterios para inclusión, exclusión y modificación. Todo comienza con la convocatoria para que instituciones del sistema nacional de salud, como hospitales, envíen solicitudes, con fundamentación científica, que es aprobada por un comité de farmacoterapia; el Consejo Nacional de Salud y Conamei evalúan la idoneidad.
¿Cuántas solicitudes recibieron y aprobaron?
Recibimos 248 solicitudes. Pasaron 64 fórmulas tras el tamizaje. Tomamos en cuenta la medicina basada en evidencias, buscamos la información de la OMS, de agencias internacionales de medicamentos como FDA y evaluamos la conveniencia para el país tomando en cuenta el perfil epidemiológico.
¿Enfrentaron alguna dificultad en particular?
Antes podíamos contratar un experto para la búsqueda de evidencia científica al más alto nivel. Él nos enviaba los informes. Así deliberábamos. En esta vez todo lo hemos hecho solos (Conasa). Y eso puede llevar hasta un año por medicamento.
¿Qué tan actualizado está el cuadro en relación a la región y el mundo?
La décima revisión contempla 454 principios activos, con 641 formas farmacéuticas. Tenemos medicinas que fueron incluidas en el listado de la OMS, aprobado en julio.
¿Rechazaron pedidos de medicamentos sin evidencia científica de cura para enfermedades raras?
Consideramos si un medicamento es conveniente o no para el país en este momento. No nos arriesgamos con los que están recién autorizados o han pasado solo la fase tres de pruebas, con pacientes muy seleccionados, con una sola patología, no sabemos cómo funcionará con quienes tienen otra edad y más males.
¿En el país hay medicamentos judicializados, sin suficiente evidencia?
Se ofrecen falsas esperanzas y el sistema nacional no debe solo enfocarse en el medicamento, estamos haciendo analología salud-fármaco. Queremos medicina para ser felices, para la depresión estacional; ;se crean enfermedades no en laboratorios científicos sino de marketing.
¿Qué sigue para el Conasa, tras la aprobación?
Debemos elaborar el registro terapéutico. Es el criterio para la aplicación de medicamentos, que permite operativizar la aprobación.