El populismo ha tenido mayor énfasis en nuestro continente, en Argentina el Peronismo; en Brasil Getulio Vargas; en Perú Haya de la Torre; en Colombia, Eliecer Gaitán, y en el nuestro los más notables, el velasquismo y el cefepismo, con sus ramificaciones posteriores, que de algún modo no dieron respuesta a la expectativa popular.
El peronismo tuvo su alter ego en la cónyuge del líder, doña Evita Duarte, quien realizó una vasta labor social que hasta ahora gravita en la política argentina, pues sus imágenes están en todas partes, por lo que sus sucesores han utilizado estas figuras con relativo éxito. Mas los opositores han desplegado desde siempre una campaña feroz graficando al peronismo como una agrupación corrupta, porque no se compagina con sus intereses hegemónicos, para repartirse el país como siempre lo han hecho, postergando las necesidades sociales a las que el peronismo siempre dio atención.
Entonces su consigna es desacreditarlo como paradigma depredador de los fondos públicos, valiéndose del sistema judicial como pretendieron hacerlo con la muerte del fiscal Alberto Nisman, en el que a toda costa trataban de incriminar a la ex presidente Fernández, acudiendo además a supuestas anotaciones en cuadernos que hasta ahora no se han podido configurar debidamente. Pero nada les ha dado resultado, pues el pueblo consciente del juego de intereses particulares por sobre los sociales, no se impresiona con tales campañas de desprestigio, además la labor frustrada del presidente Macri no podría tener otro resultado.