Es realmente impresionante descubrir el comportamiento de algunos profesionales ecuatorianos.
Antes hablamos del comportamiento sumiso y hasta servil del Dr. Patricio Pazmiño y del Dr. Carlos Pólit. Pero al destaparse la olla de los correos de Laura Terán y de Pamela Martínez, realmente causa repulsión comprobar la calidad de algunos profesionales, especialmente abogados, involucrados en una tramoya de indignidad, incompatible con un título profesional, inaceptable para una persona que tenga un poco de sangre en la cara, propio de seres inferiores que no merecen el título profesional que ostentan.
Personas que se han comportado como algunos miembros del Consejo de la Judicatura (en el gobierno anterior), como algunos jueces que se prestaron a aceptar fallos redactados por otros, que se sometieron al criterio de personas que no tienen conocimiento de las labores profesionales de sus especialidad, deberían ser privadas de sus títulos profesionales, ¡son una vergüenza para sus familias y para sus universidades!
Qué pasividad de las universidades y de los colegios profesionales, actuaciones como las que se descubren de los destapes de los correos, en algunos casos confirmadas por los hechos, merecen el rechazo de todos y merecen quitarles los títulos profesionales. Un profesional digno enaltece su título, no lo pone al servicio del mejor postor, o de quien ostenta el poder para mendigar un puesto. Esas mendicidades muestran su incapacidad para destacar profesionalmente. ¡Fuera esos mediocres, mercenarios, fuera del campo profesional!, no avergüencen a los que dignifican la profesión.
Deben ser prescritos del ámbito profesional, deben ir a engrosar las filas de los esclavos voluntarios y de los indignos.
Basta de denigrar a los profesionales.