Arrodillado y con la bandera tricolor, Álex Quiñónez agradece tras imponerse en los 200 metros. En la derecha, Alfredo Campo compite en el BMX. Fotos: AFP y EFE
Dos guerreros, dos medallas. Álex Quiñónez y Alfredo Campo lograron dos preseas inéditas para el deporte ecuatoriano en los Juegos Panamericanos.
Ayer, viernes 9 de agosto del 2019 en Lima, el esmeraldeño ganó la prueba de los 200 metros velocidad del atletismo, tras un derroche de técnica, velocidad y valentía. Ganó el oro en una distancia que jamás antes lo había logrado ningún atleta nacional en Juegos Panamericanos.
Horas antes, Alfredo Campo había alcanzado su medalla de oro en el BMX, tras 34 segundos de dominio absoluto en una competencia llena de adrenalina y vértigo.
Quiñónez, que venía de ser campeón en Juegos Bolivarianos 2017 y Sudamericanos 2018, fue quien más generó expectativa entre los atletas, entrenadores, aficionados y periodistas. Todos querían ver al velocista que ocupa el primer lugar en la Liga de Diamante, este circuito mundial que tiene 14 válidas y se corre en Europa, Asia y África.
Querían ver la nueva versión del corredor que mañana cumplirá 30 años, y que quiere ganar toda la gloria que dejó escapar en el anterior ciclo olímpico. Ayer corrió los 200 metros en el carril 5, porque logró la mejor marca en la ronda de clasificación. “Salí muy nervioso, sentí la presión de lograr una victoria”, reconoció.
Esa presión le provocó que saliera algo lento. La curva, donde él se siente dominador, fue su cómplice. La corrió como solo él lo sabe hacer, salió de ella con mucha fuerza y aceleró en los 80 metros finales. Superó al panameño Alonso Edward y al trinitario Jereem Richards, que venían primeros.
Ganó, saltó de alegría, fue en busca de su “familia”, aquella que la recibió hace dos años y medio en Quito para recuperar el tiempo perdido. Se abrazó con el entrenador Nelson Gutiérrez, con el fisioterapista Caridad Martínez, con sus compañeras Ángela Tenorio y Marizol Landázuri. Todos ellos le dieron una segunda oportunidad. Aportaron para su regreso al deporte y hoy está en la élite.
Se siente bendecido más aún con el nacimiento de su segunda hija. Vino al mundo el martes 6 de agosto del 2019, aún no la conoce, pero corrió por ella, y ganó por sí mismo, por su nueva vida.
Quiñónez corrió los 200 metros en 20.27 segundos. Luego llegó Jereem Richard (20.38) y el tercero fue el dominicano Yancarlos Martínez (20.44).
Un oro a puro corazón
Alfredo Campo celebró la consecución de la medalla de oro pensando en Tokio. Sí, su objetivo es ese, subir al podio en los Olímpicos del 2020.
20 de sus 26 años los ha vivido montado sobre ruedas. Con su bicicleta ha reído y llorado, tiene más de cinco fracturas en brazos, piernas y hombros. También su rostro se ha visto afectado, pero nada de ello le quitó la ilusión.
Campo realizó cinco carreras, su tercera posición en las semifinales fue estratégica, porque en la final tomó el primer lugar desde la partida.
Fue el primero en tomar las curvas, en volar por lo alto y en el ingreso a la meta. Fue el primero en gritar campeón.
Desde hace 10 años tomó la práctica del BMX como su estilo de vida y se fue a vivir en Estados Unidos para participar en la Liga Americana, donde rivaliza con los 15 pedalistas de ese país y 10 pilotos extranjeros, campeones mundiales y olímpicos. Está quinto en el circuito mundial de este año, si termina en esta posición, asegurará su cupo a los Juegos Olímpicos, pues se clasificarán los 24 primeros.
Ha tenido un gran progreso esta temporada: comenzó en el puesto 28 y fue sumando puntos en el circuito, aunque en el Mundial -realizado en Bélgica la última semana de julio- se cayó en la semifinal y no pudo lograr puntos.
Su progreso deportivo se debe a su perseverancia y esfuerzo. Coordina sus prácticas a distancia pues su entrenador, Thomas Allier, vive en Francia y desde allí le envía sus tablas de trabajo.
Con estas actuaciones, Ecuador suma 8 preseas doradas y supera a las 7 logradas en Toronto 2015. Aún restan dos jornadas, en las que ese número puede incrementarse.