¿La marcha que avanza a Quito tiene un trasfondo electoral de cara al 2013?
Tiene un objetivo político, que abarca varios temas. El central es la defensa del agua y el rechazo a la imposición de la actividad minera en el sur del país.
¿Y los otros temas?
Posicionar a las organizaciones sociales. Mostrar al país lo que implica la movilización social, que había sido golpeada y dividida, en especial por este Gobierno.
¿Enviar el mensaje al país que todavía hay un movimiento social activo?
Así es: activo y que debe reposicionarse. Y el tercer objetivo es que la ciudadanía pierda el miedo a expresarse en un año electoral y que se convenza de que el Gobierno nos es invencible. Queremos mostrar a la gente que hay nuevas formas de hacer política electoral con nuevos cuadros…
Usted acaba de decir que la manifestación es parte de una política electoral…
No quisiera decir electoral. Creo que tiene una perspectiva política en términos de mostrar al ciudadano que el Gobierno tiene un grupo de opositores de línea plurinacional, con una estructura social y electoral fuerte.
Entonces resulta innegable que los líderes de la marcha, entre ellos usted, buscan protagonismo político-electoral para los comicios del 2013.
Eso es un resultado. Pero he tomado la decisión de apoyar políticamente la caminata, pero dejar la posta a las organizaciones sociales. Está claro que el objetivo es la defensa del agua y fortalecer a la organización social. Luego de ese posicionamiento y el fortalecimiento organizativo, cualquier cuadro de ese sector podrá pelear una candidatura a la Presidencia y a la Asamblea.
Usted dice que el presidente Rafael Correa no es invencible, ¿en verdad cree que en febrero la oposición lo podrá vencer en las urnas?
Por supuesto. Como se están construyendo los procesos se lo puede vencer ahora, pese a que tiene el control del Consejo Electoral. Tanto que criticó a la ‘partidocracia’ porque antes los vocales del Tribunal Electoral estaban distribuidos entre varios partidos, pero ahora esos vocales son solo distribuidos en el Gobierno.
¿Para ustedes una victoria sería quitarle la mayoría legislativa a Alianza País?
Si no se disputa la Presidencia de la República no se gana la Asamblea. Si no se tiene un candidato que genere niveles fuertes de adhesión, es utópico pensar en ganar la Legislatura.
¿Usted es ese candidato?
No pienso en una candidatura, sino en la construcción de una agenda nacional y el fortalecimiento de la organización social.
Por todo lo que usted acaba de decir, Correa tampoco está equivocado cuando les endilga una finalidad electoral tras la marcha…
Más bien creo que él es quien está equivocado.
¿Por qué?
Él no se da cuenta que esto no nació por una razón electoral, sino por las imposiciones de su Gobierno en temas como el minero. El Presidente piensa que por ser el más votado tiene que hacerse lo que él piensa. En ese marco, él interpreta mal la situación. Esta movilización es analizada desde hace más de seis meses.
¿Usted de se refiere a que el Gobierno quiere hacer su voluntad en el tema minero?
En todos los temas. El Presidente tiene una concepción errada de la democracia, al creer que quien gana en las urnas asume los poderes absolutos para gobernar. Entonces, autocráticamente, toma las decisiones de acuerdo con su visión mesiánica. Con esa visión construye las políticas públicas en todas las esferas, sin la participación de la gente. Intenta homogeneizar la política pública como si todos los territorios fuésemos iguales.
¿No llama la atención que años atrás usted sí respaldaba la explotación minera y ahora se opone?
Ni antes minero ni ahora ecologista. Nosotros nos basamos por sentido común, principios ideológicos y en ayudar a la mayoría de pobladores de la zona. Por eso habíamos planteado una propuesta para concertar el modelo minero que queremos todos.
¿Es decir que no se opone a la minería de forma total?
Claro, siempre que se acuerde el modelo minero más beneficioso para todos. Se presentó la propuesta, pero ni siendo aliados el Gobierno nos contestó. Luego apareció un informe del Municipio (de Cuenca), que menciona los riesgos para el agua de la ciudad y de los páramos andinos de El Cajas. Luego se presentaron los estudios ambientales incompletos y a la Prefectura de Azuay le retiraron su autoridad ambiental. Frente a eso caben dudas y, por lo tanto, nos acogemos al principio constitucional precautorio. Por eso tomamos la decisión de oponernos a los proyectos mineros.
Correa dice que por un par de dirigentes opositores no va a frenar el desarrollo minero en beneficio del país.
Pues tendrá que enfrentarse con nosotros. Si el Gobierno quiere instaurar la minería, que plantee una consulta popular.
¿Aceptarán cualquier resultado de la consulta?
Lo aceptaremos. El Gobierno sí hace consultas para tomarse la Justicia, ¿por qué no hace la consulta previa –como lo dice la Constitución- para el tema minero? No ha construido un modelo económico sostenible que pase del enfoque extractivista a procesos reales de producción entre todos los sectores.
El Presidente concentrador y poco democrático que usted describe viene de mucho antes del 2009 y 2010, años en los cuales se sumó a Alianza País, ¿no resulta contradictoria su postura?
No, porque el gobierno de Correa tiene dos etapas.
¿Dos etapas?
La primera que es la etapa del cambio del marco jurídico del país. Allí participó Alberto Acosta, a través de la construcción de una Constitución con un modelo alternativo y distinto…
Cuando funcionaba la Constituyente, el Ejecutivo ya hacía su voluntad, incluso Alberto Acosta tuvo que dar un paso al costado en la dirección de la Asamblea.
Creo que sí había un proceso de análisis y contrapesos políticos. Creo que más allá de que yo haya apoyado al presidente Correa en su momento, a raíz del 2010 dio un giro a través de la ‘radicalización de su revolución ciudadana’. Por eso creemos que fue un error apoyarlo.
¿Se arrepiente?
Totalmente.
¿Y qué pasa con sus electores que lo apoyaron en su unión con Alianza País?
He ofrecido disculpas a la ciudadanía, públicamente, porque la gente puede pensar que primero lo apoyo y luego lo dejo.
¿Y no fue así?
Eso es lógico, porque los políticos somos seres humanos. En ese marco, el político se puede equivocar. Ahora vemos un giro del concepto de democracia desde una visión mesiánica, que ahora busca apoderarse de los territorios, eliminando a los gobiernos locales. Tenemos que dejar atrás la historia de los caudillos que mueren en el intento o se abren la camisa para morir…
¿No ve diferencia entre el ex presidente Lucio Gutiérrez y Rafael Correa?
En términos de conceptos no hay diferencias. Por eso hay que pasar a un modelo en que la ciudadanía sea la que defina, planifique y ejecute procesos de desarrollo. Allí los políticos y el Gobierno solo seríamos facilitadores de esos procesos.
¿Para qué el Gobierno central busca ‘borrar’ a los gobiernos locales?
No solo busca desaparecer a los gobiernos locales. El modelo de Estado del ‘power point’ de la Senplades es teórico y utópico frente a lo que pasa en la realidad.
¿Qué es lo que pasa en la realidad?
Existe una visión de políticas públicas (desde el Gobierno) que no se ajustan a las necesidades locales. No responden a planes de desarrollo locales.
¿Se están desconociendo a los gobiernos locales?
No solo eso, sino que están desconociendo la realidad de este país. La misma política pública no puede ser implementada en Esmeraldas como en Azuay. Al desconocerse esa diversidad se logra que los gobiernos locales no tengan ningún papel. En Cuenca las obras las ejecuta el Gobierno, no el Municipio.
Correa sostiene que lo ideal es que el Gobierno central y los gobiernos locales coordinen acciones.
No sé cómo esté el Alcalde de Quito, pero el de Cuenca está muy mal posicionado. Pues eso pasa con los alcaldes de A. País.
¿Un Gobierno que absorbe incluso a sus alcaldes?
Nosotros sobrevivimos porque hemos salido de ese modelo y porque tenemos una posición política y alzamos la voz. En el caso de las autoridades locales de Alianza País no tienen voz política y, por lo tanto, están sometidos a una sola voz: la del Presidente. Solo veamos las administraciones de Quito y Cuenca.
¿No cree que haya diferencias entre ellas?
Preguntemos a la gente qué opina de la Alcaldía de Quito y de la Alcaldía de Cuenca.
Ambos alcaldes dicen que están bien calificadas.
Con el respeto que tengo por ambos alcaldes, eso dicen ellos. A quien hay que preguntar es a la gente. Hay un modelo de gestión totalitario de imposición de política pública, que ni siquiera recoge sus criterios teóricos.
¿Qué va a pasar el 22, cuando la marcha llegue a Quito?
Aspiro a que la ciudadanía de todo el país se movilice y se exprese. Ese debe ser el gran resultado. Y, por otro lado, el Gobierno dé paso a un proceso de reflexión y que pueda presentar alternativas para generar diálogo.
¿Pero habrá una movilización poderosa en la capital?
Todo depende de la gente. La marcha de Cuenca de la semana pasada es una demostración de lo que se puede hacer. Ese día hubo casi 33 000 personas. Va a existir un fuerte llamado de atención al Gobierno.
¿En verdad cree que puede existir diálogo con Correa?
Es lamentable que luego de esa movilización de Cuenca haya ocurrido todo lo contrario. Incluso minimizando la capacidad intelectual de los campesinos que participaron.
¿Esa fue la intención del diario oficial El Ciudadano, al señalar que usted le dio una botella de licor a Salvador Quishpe como recompensa por movilizarse?
Tan aislados están que no conocen que eso era una ‘tonga’, que es sinónimo de camaradería y unión entre los pueblos. Es una locura pensar que el movimiento indígena se movilice por una botella de licor.
¿Qué le contesta al Presidente cuando él insiste que el jueves 22 se busca desestabilizar su administración?
El Presidente está equivocado. El 30 de septiembre del 2010 salí a defenderlo y con las organizaciones sociales marchamos en defensa de la democracia. Y le digo que si alguien quiere desestabilizar y dar un golpe de Estado, yo estaré en las calles de Cuenca defendiéndolo. A usted Presidente hay que ganarle en las elecciones. No tenga miedo a quienes ya le perdimos el miedo.
¿Cree que todas las organizaciones de izquierda tras la movilización llegarán unidas para los comicios del 2013?
Ese debería ser el gran objetivo.
No se lo ve seguro.
No sé lo que pueda pasar en el camino, pero ese debe ser el objetivo. Ahora, para ello, primero se debe construir una agenda de unidad nacional.
¿Agenda nacional para cambiar al Gobierno?
No, para cambiar el modelo de desarrollo. El objetivo de la unidad debe ser construir objetivos comunes sobre los cuales darle gobernabilidad al país.
HOJA DE VIDA
Paúl Carrasco
Su experiencia. Fue Presidente de la Izquierda Democrática en Azuay entre el 2006 y 2007. Fue elegido prefecto por ese partido en el 2005. En el 2009 se alió a Alianza País y fue reelecto en esa dignidad.
Su punto de vista. Señala que el jueves 22 la movilización social será un llamado de atención a un Gobierno que para él ya no es invencible.