Un libro revela que un jefe de los terroristas talibanes vivió cerca a una base de Estados Unidos. Foto: EFE
El mulá Mohamed Omar, que fue máximo líder de los talibanes de Afganistán, vivió durante años cerca de dos bases de Estados Unidos sin llegar a ser capturado, revela un nuevo libro que difundió el domingo 10 de marzo del 2019 The Guardian.
El periódico recoge el contenido de ‘Searching for an enemy’ (Buscando a un enemigo), una biografía del enigmático emir de los talibanes fallecido en 2013 que ha escrito la periodista holandesa Bette Dam después de una investigación de cinco años.
En la obra, la escritora revela que Omar vivió a pocos metros de la base FOB Langman, que los estadounidenses construyeron en 2004 en Zabul, y posteriormente cerca de la base FOB Wolverine, en la misma provincia.
Aunque se suponía que era el líder absoluto de los talibanes, en realidad en 2001 delegó en sus colaboradores y empezó a llevar una vida de reclusión hasta su muerte en Zabul en 2013, ayudado por Jabbar Omari, exgobernador bajo el régimen talibán, explica la biografía.
No obstante, los talibanes, que mantuvieron contacto esporádico con él a través de mensajeros, siguieron considerándole el líder de su movimiento y escribiendo comunicados en su nombre hasta dos años después de su muerte, señala The Guardian.
Entre 2001 y 2004, Omar vivió en una pequeña casa en Kalat, capital de la provincia de Zabul, cerca de la base estadounidense Forward Operating Base (FOB) Lagman, mientras que sus mujeres y su descendencia se fueron a Pakistán.
Según el libro, las tropas estadounidenses registraron una vez la vivienda pero no descubrieron la habitación secreta donde se escondía Omar, cuya puerta estaba oculta por un armario.
El periódico recuerda que EE.UU. creía que el dirigente se ocultaba en Pakistán, como el líder de la organización terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden, y que habría muerto allí.
Después de Kalat, Omar se trasladó a una cabaña en una aldea a unos 30 kilómetros al sureste de esa ciudad, en un distrito llamado Shinkai, donde eventualmente los estadounidenses construyeron también una base, FOB Wolverine, explica el rotativo.
El emir de los talibanes falleció en ese lugar el 23 de abril de 2013, después de caer enfermo y rehusar atenciones médicas, afirma el libro.
The Guardian señala que la revelación de que el mulá llegó a vivir tan cerca de las tropas estadounidenses evidencia un grave fallo de los servicios secretos de ese país, que ofrecieron una recompensa de diez millones de dólares por su cabeza tras los atentados en suelo norteamericano del 11 de septiembre de 2001.