Luego del fracaso que ha significado la gestión realizada en los últimos años por quienes han ocupado el cargo de Fiscal General del Estado, debido a su falta de independencia con los poderes del Estado, y total ausencia de compromiso con los intereses de la comunidad, se ha generado una gran expectativa ciudadana, una vez que empiezan a conocerse los nombres de los postulantes a dicho cargo.
El perfil del nuevo Fiscal, por la naturaleza e importancia de la función, debería responder al clamor general de la población, que exige acciones inmediatas y eficaces contra la corrupción y la impunidad, y, por tanto, desvinculado de los grupos de poder económico y de partidos políticos corruptos, que estuvieron, solapadamente, lucrando del contubernio antes, durante y después del correato, soslayando los intereses de la gran mayoría.
La postulación de distinguidos ciudadanos, entre ellos, el Dr. Diego Delgado Jara, para Fiscal General del Estado, es la noticia que ha impactado positivamente a comienzos del 2019. Se trata de un destacado jurisconsulto y docente universitario, conocido por su integridad moral y por ser un político “de fuste” e indeclinable defensor de las causas justas de la sociedad ecuatoriana -incluso exponiendo su vida, como sucedió durante el Febrescorderato-.
No cabe la menor duda que la mayoría de ecuatorianos, aspiramos a que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, transitorio, basándose en la evaluación de la respectiva Comisión Técnica –proceso que necesitamos sea totalmente transparente- seleccione al postulante más idóneo, cuya personalidad garantice el desempeño correcto de esta función.
Leonardo Cueva Piedra