La entidad financiera y social más importante del país, requiere atención urgente. En noviembre del 2014, con el envío a la Asamblea del proyecto de Ley de Justicia Laboral y Reconocimiento del Trabajo del Hogar, se agudizó la crisis. Esa iniciativa se aprobó y se reformó el Código del Trabajo y la Ley de Seguridad Social; el resultado: se amplió la cobertura del IESS y se eliminó el aporte del 40% del Estado. Hace cinco años se advirtieron los riesgos que esas medidas populistas iban a causar y ahora, ahí están las consecuencias.
Para tener una foto actualizada de la Seguridad Social hay que señalar que hoy el IESS gasta más de lo que obtiene de ingresos y por eso los apuros para poder equilibrar las cuentas y garantizar la prestación de servicios. Por ahora, la propuesta más inmediata que plantean las autoridades es aumentar el monto de las aportaciones de los afiliados e incrementar la edad de jubilación.
Sin embargo, se dejan de lado otros ámbitos que también pesan a la hora de hacer el balance de la Seguridad Social. Allí están asuntos relacionados con eficiencia administrativa y exceso de burocracia; casos de corrupción; las decisiones políticas del Estado que traen repercusiones económicas en el Instituto; cartera vencida; adquisiciones fallidas, entre otras serias afectaciones. Para determinar estas irregularidades aún se espera el informe final de la Veeduría que convocó la Contraloría, para analizar el tema.
Mientras eso sucede y en esa lógica del diálogo, es inminente instalar mesas y convocar a todos los actores a definir salidas a la situación del IESS. Pero el llamado también es a los actuales afiliados y, por ende, futuros jubilados.
La Seguridad Social es asunto delicado y en otros países se toman acciones para atenuar los problemas financieros. En Brasil, por ejemplo, su nuevo gobierno alista una reforma del sistema de jubilaciones que endurecerá las condiciones para obtener esa prestación y que, previsiblemente, incluirá la creación de un régimen de capitalización individual similar al chileno. El diálogo por el IESS es urgente.