La prudencia y el tino que demandan las relaciones internacionales no figuran entre las virtudes de William Hague, el jefe de la diplomacia del Reino Unido.
Sus credenciales de político inteligente y tenaz no han sido un sinónimo de éxito en su gestión al frente de la Secretaría de Asuntos Exteriores, desde hace dos años.
Prueba de ello es la actual crisis diplomática con Ecuador alrededor del asilo a Julián Assange, creador de Wikileaks. Si alguien es el responsable de que ese caso haya rebasado el plano bilateral entre Quito y Londres y haya llegado hasta la OEA es Hague, el líder del Partido Conservador desde hace más de una década.
El Daily Mail reveló que fue él quien insistió en enviar a Ecuador la polémica ayuda memoria, que mencionaba la opción de ingresar a la Embajada ecuatoriana para arrestar a Assange.
Antes de que remitiera ese documento al Gobierno ecuatoriano, un asesor jurídico de la Oficina de Relaciones Exteriores le advirtió que no era conveniente hacerlo. Hague hizo oídos sordos a esa sugerencia y remitió el documento, que fue rechazado por la mayoría de América Latina.
Sin embargo, si se examina la trayectoria política de Hague, no sorprende su carácter obstinado y la confianza absoluta que tiene en sus capacidades. “Internamente, Hague ha sido criticado por tener un estilo de liderazgo muy cerrado y reservado”, señala la cadena BBC de Londres, al analizar su meteórica carrera.
Casa adentro, su fuerte liderazgo y talento le han brindado más satisfacciones que sinsabores, al dirigir por años la oposición al régimen laborista de Tony Blair.
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De hecho, aunque en la crisis por Assange ha lucido parco y corto de recursos diplomáticos , en la política casera inglesa se lo reconoce por ser un magnífico orador que, en la Cámara de los Comunes, ha puesto a los laboristas al borde del ridículo.
Su récord electoral es impecable: este inglés con estudios de política, filosofía y economía en Oxford ha llegado en primer lugar en las 5 elecciones parlamentarias en las que ha participado.
Sin embargo, también ha sufrido duros tropezones al conducir a los conservadores o ‘tories’. En el 2001, por ejemplo, ese colectivo fracasó al enarbolar tesis antieuropea y antiinmigratoria.
Aunque en su discurso Hague ha alejado esas tesis, en la práctica todo indica que cree en ellas. Por ejemplo, una vez que asumió el despacho de la Foreign Office, su primer destino fue EE.UU. y no la sede de la Unión Europea (UE).
“En una carta secreta filtrada al periódico The Observer, al día siguiente de las elecciones (6 de mayo 2010), Hague decía aprestarse a exigirle a la UE el retorno de las competencias del Reino Unido de legislar en forma unilateral en materia de justicia criminal, política social y empleo”, relata La Nación de Argentina.
A propósito de ese país, las relaciones con Londres alrededor de la soberanía de las Malvinas han experimentado una escalada diplomática durante su gestión. En más de una ocasión no le ha temblado la voz para rechazar la pretensión de Buenos Aires de llegar a una salida negociada.
Este año, en un acto protocolario en Londres, no dudó en interrumpir a la Embajadora argentina cuando le preguntó si estaba listo a dialogar. “Gracias. Es suficiente. Pare”, fueron sus palabras, según el The Daily Telegraph.
De ahí que su manejo poco diplomático en casos sensibles como las Malvinas y Assange haya dejado sin piso su oferta de buscar un nuevo giro con la región “La lejanía del Reino Unido con A. Latina se ha terminado y ahora es momento de que comience un cambio”, había dicho en 2010.
La polarización continúa…
La concesión del asilo diplomático al creador de Wikileaks continúa generando reacciones divididas alrededor de la actuación del Gobierno ecuatoriano.
El diario El Comercio de Lima dedicó su editorial principal ayer para analizar el tema, bajo el título “Un muy buen dictador”.
En esencia, el periódico dijo que el gobierno de Correa supuestamente pretende “camuflar” sus atropellos a la libertad de prensa al conceder protección diplomática a Julián Assange.
“Lo que está intentando hacer el Presidente ecuatoriano al otorgar asilo a un símbolo (justificado o no, ya es otro tema) de alcance global de la libertad de expresión es usar la paja en el ojo ajeno para disimular la viga en el propio”, dijo el diario, luego de recordar los juicios que Correa ha entablado contra medios y periodistas.
De otro lado, la Cancillería ecuatoriana difundió tres pronunciamientos internacionales, que respaldan el asilo a Assange.
El primero corresponde al Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, que destacó que Ecuador concedió el asilo amparado en su soberanía. El segundo es de autoría del Foro de Sao Paulo, que resolvió “solidarizarse” con el Gobierno ecuatoriano y rechazar las amenazas británicas.
El último es del argentino Alfredo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz, quien planteó que ambos países lleguen a una pronta solución en el marco del respeto.