Constituye uno de los temas de mayor preocupación nacional la cantidad de accidentes de tránsito que permanentemente informan los medios por la gravedad de los mismos, la cantidad de muertos y los daños, casi siempre, irreparables.
Varias serían las razones:
1.- Los “entendimientos políticos” del Gobierno anterior con el gremio de choferes para disminuir las revisiones mecánicas de los vehículos y la rebaja de sanciones por infracciones.
2.- La burla de los fotorradares, pues al conocer el sitio en que se ubican, todos disminuyen la velocidad hasta pasar los controles, aumentarlos es inútil e inoficioso.
3.- No existe ningún control en las carreteras por parte de la Policía Nacional, pese al aumento enorme de miembros de dicha Institución, por lo que sería necesario que se lo restablezca.
4.- Someter a los choferes profesionales a cursos teóricos y prácticos puede mejorar su capacidad profesional, pero nunca va a cambiar su inestabilidad y comportamiento ante el peligro.
5.- Todas las sugerencias y varias otras, no servirán de nada mientras los exámenes psicológicos no determinen la capacidad o incapacidad “emocional” para conducir, pues para ello, como dice Patrascoiu, debería analizarse en cada caso, el proceso psíquico desde la niñez hasta la edad adulta, observando los eventuales cambios, pues todo está concentrado en el sistema nervioso y obviamente en el cerebro.