José Ayala Lasso, escribe en EL COMERCIO del 11 de agosto, “Culto a la personalidad”, y nos recuerda a personajes que han ejercido el poder absoluto y dictatorial en varios países del mundo y que empeñados en eternizar su memoria, mandaron a construir estatuas, monumentos y otros símbolos de homenaje perenne. Estos emblemas con el tiempo fueron destruidos cuando los pueblos se dieron cuenta de lo que habían padecido con sus ejecutorias nefastas.
Justamente en nuestro país estas malhadadas y lisonjeras artes han venido dejando un sabor amargo en la ciudadanía, que ve con asombro e impotencia como un edificio que no sirvió para los intereses inicuos de un líder de la mal llamada revolución ciudadana, tiene a su ingreso la estatua de un incorrecto y abusivo personaje: Kirchner.
Con estos antecedentes que espero sean suficientes y reflexivos, le exhorto al señor Presidente a que ordene se derribe ese cachivache y en su lugar se coloque un jardín con flores o un mosaico.
Ayala más adelante es inmensamente sutil cuando únicamente siguiere que la Asamblea debería retirar la condecoración que su presidenta, la señora Gabriela Rivadeneira entregara a la señora Cristina Kirchner acusada, de graves incorreciones en el desempeño de la presidencia de la República Argentina, pueblo hermano que sabrá entender y aquilatar este accionar que tiene un sustento lógico y reflexivo, y que no va en su desmedro, ya que a los dos pueblos les unen lazos de indisoluble amistad.