Hay un rincón olvidado; donde el desierto se escuda en medio de la soledad; y la aparente calma del silencio son tormentos que avasallan el consiente. ¿Acaso suena conocida esta pavorosa sensación?; pues es la que siente aquella madre que sintiéndose abandonada, y con la “culpa” más grande sobre sus hombros se debate entre la libertad y la vida; posturas defendidas por quienes izan las banderas de sus creencias.
¿Desde cuándo, algo tan íntimo, una decisión tanto personal como familiar, se puso sobre el tapete político de América Latina?; quizás el temor al Supremo, como el aroma a libertad seduce los votos de los núbiles. Es justo pensar si la decisión depende de una consulta, de un consenso ideológico o del interior del seno de las familias; quienes, a fin de cuentas, suponiendo que puedan tener las decisiones sobre su mesa, siempre se preguntarán por la de un futuro paralelo, sin importar cuál escojan.