Chile, Perú, Colombia y México formarán un grupo económico (prescindiendo del Ecuador), con el objeto de organizar una integración que los potencie hacia los mercados asiáticos. Esto conlleva el apoyo de estos países para que Colombia (y no Ecuador) forme parte de la APEC, que es la organización de cooperación económica Asia-Pacífico, uno de los bloques más fuertes en el ámbito económico mundial. Según el presidente peruano Alan García, el 2 de mayo se reunirá en Lima con los presidentes Santos, Piñera y Calderón para sentar las bases de una integración económica profunda que llegue a pactar soberanamente el libre tránsito de capitales, personas, bienes y servicios entre estos cuatro países, para fortalecer sus aparatos de producción, a fin de ser competitivos en los mercados del Asia que están en pleno crecimiento.
¿Por qué no le invitan al Ecuador? Obviamente porque su presencia sería perturbadora para ellos, pues nuestro país no desea negociar acuerdos de libre comercio debido a que el Gobierno cree que perturbarían al desarrollo endógeno del país, es decir a un crecimiento productivo en base al mercado nacional, lo cual me parece una equivocación irresponsable de los neófitos en relaciones económicas internacionales.
El Ecuador no ha coincidido con Perú y Colombia en la negociación de los acuerdos comerciales con Europa ni con Estados Unidos y busca más bien hacerlos con Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Cuba y otros países más pequeños.
Por razones ideológicas el Ecuador se está aislando de las oportunidades comerciales importantes, lo que afectará a los ecuatorianos al no poder generar más empleo productivo.
El enfoque populista del desarrollo que se basa en subsidiar a los más pobres antes que crear condiciones estables de producción va a determinar que nosotros no podamos entrar nunca a estos procesos de mercados ampliados de alto poder adquisitivo. Esta diferencia de concepciones del desarrollo no permite caminar junto a Chile, Perú y Colombia, países que si creen en las exportaciones como palanca del bienestar, en el buen trato a las inversiones nuevas, en las innovaciones tecnológicas para insertarse en la globalización incontrastable.
La agonía de la integración andina implica que la exportación de manufacturas ecuatorianas se reduzca al comercio fronterizo con Colombia y Perú, pues en eso ha devenido el Pacto Andino cuando Venezuela abandonó sus compromisos al denunciar el Acuerdo de Cartagena, por sus confrontaciones con Colombia, perjudicando a vastas poblaciones fronterizas y a la producción que se instaló creyendo en la seriedad de los estados andinos. Solo nos queda la integración con los países de l aAlba, que es como juntar el hambre con la necesidad.