En esta consulta popular los votos en blanco y nulos no tendrán la misma importancia que aquellos que se manifiesten por el sí o por el no. Esto luego de que la Asamblea de Montecristi, en el 2008, cambió las reglas de juego para el escrutinio de referendos y plebiscitos, otorgando ventaja al proponente (Gobierno y autoridades seccionales), que normalmente diseña los cuestionarios para que triunfe su tesis.
El artículo 106 de la Constitución de Montecristi toma en cuenta solamente los votos válidos (sí y no) para el conteo y establece que para que una consulta popular sea aprobada requiere la mitad más uno de apoyo.
Es decir, el sí debe ganar solamente al no. Este mandato difiere del artículo 103 de la Constitución de 1998 que establecía que para que ganara una consulta popular el sí debía vencer a la mayoría absoluta de los votos. Es decir, el apoyo debía superar a los votos blancos, nulos y por el no. (Ver puntuales).
De este modo, teniendo en cuenta los comportamientos históricos electorales, entre un 10% y 15 % de votos (nulos y blancos), no serán considerados para el conteo final y serán invalidados.
Con la aplicación de este nuevo mecanismo de escrutinio en Montecristi, el presidente Rafael Correa resultaría beneficiado, ya que el sí, no debe superar al conjunto total de votantes, sino solo a los que se expresen por el no.
La reflexión de Carlos Aguinaga, ex presidente del extinto Tribunal Supremo Electoral, es que en el pasado “era más difícil ganar a la mayoría de votos, sin embargo con las reformas del 2008 se redujo esta dificultad”.
El analista político Simón Pachano recuerda que en las consultas convocadas por los ex mandatarios Sixto Durán Ballén (agosto 1994, noviembre 1995), Fabián Alarcón (mayo 1997), Alfredo Palacio (noviembre 2006), y las de Rafael Correa (abril 2007, septiembre 2008), el apoyo a las preguntas debió superar al total de votos, haciendo más complicada la aprobación.
Por otro lado, Alberto Acosta, ex presidente de la Asamblea Constituyente, reconoció que en Montecristi se consideró que para la aprobación de una consulta solo los votos definidos valían.
Pero que “no había ningún favoritismo y en ese momento no pensábamos que iba haber una consulta y menos que el Presidente iba a convocar a una para violentar la Constitución”.
Admite que no se “habría imaginado que Rafael Correa impulsara un plebiscito cuando él dijo que la Constitución del 2008 iba a durar 300 años”. Aunque reflexiona que si para cambiar la Carta Magna, el sí ganó al total de votos (nulos, blancos y no), debía haberse planteado que las nuevas reformas sean aprobadas con el mismo sistema de conteo.
No obstante, los cambios que se introdujeron en Montecristi a la forma de contabilizar los votos no se aplican en todos los casos. Cuando se trata exclusivamente de la revocatoria de mandato al Presidente, el sí (que en este caso lo propone la ciudadanía o los actores políticos de oposición) debe ganar al total de los votos: no, nulos y blancos.
Para el asambleísta Andrés Páez, este Gobierno ha manipulado las cosas para su beneficio y ha manejado esta forma de conteo de votos para poder imponer su tesis.
“El Presidente se blinda y hace más complicada su revocatoria, mientras toma ventaja para poder aprobar sus propuestas”. Lo que considera es una posición “ambigua y tramposa”.
En el pasado, el debate sobre el peso electoral que puede tener la suma de los votos nulos y blancos a la hora de inclinar la balanza de una consulta, no ha tenido fuerza. Esto porque los resultados históricos demuestran que los plebiscitos anteriores han tendido a polarizar la votación con porcentajes que han superado el 50% más un voto a favor del sí y del no.
Eso se evidenció en la consulta de 1997, impulsada por Fabián Alarcón, que ganó con el 63,9%, la de Alfredo Palacio, en 2000 con el 66% y la de Rafael Correa en el 2007 con el 82%.
Sin embargo, a comparación de consultas populares pasadas, la actual presenta hasta ahora un alto grado de indecisión por parte de los votantes. Así lo considera Polibio Córdoba, de la encuestadora Cedatos. Él cree que dadas las circunstancias, es posible que entre el sí y el no llegue a existir un mayor equilibrio en las tendencias, por lo que los votos nulos y blancos hubieran podido inclinar la balanza.
Según Cedatos, el 67% de los ciudadanos todavía no tiene una postura definida. “Existe un desconocimiento de los temas. Un 11% de los consultados conoce algo de los temas y menos del 1% maneja los contenidos de las preguntas”.
¿Un momento clave para consolidar un mensaje de campaña?
Aguinaga dice que en este proceso los votos nulos y blancos no tendrán peso y al existir un gran número de votantes indecisos, las organizaciones deben diseñar estrategias para promover en los electores una decisión y de ese modo sus votos no sean desperdiciados.
Las reglas
Constitución de1998
Para que gane una consulta popular los votos por el sí debían superar a los blancos, nulos y por el no. Es decir, que si votaban 100 personas, el sí debía tener 51 votos.
Constitución del 2008
Los votos nulos y blancos no cuentan y solamente compiten el sí y el no. Entonces, si votan 100 personas y de estas 15 votan nulo, el sí ganaría con 44 puntos y no con 51, como antes.