Martínez nació el 2 de abril de 1985, en Buenos Aires, Argentina. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Entrevista a Facundo Martínez, capitán de Universidad Católica.
¿Cómo ha sobrellevado los cuatro meses sin jugar un partido oficial?
Cuando llegó el entrenador Gustavo Díaz, en el 2017, decidió prescindir de mi cupo de extranjero y fue difícil. Pero continué trabajando. Sabía que tenía que mantenerme bien físicamente y los profesores me hicieron trabajar con el grupo. Ahora, estoy haciendo una buena pretemporada y me siento muy bien para comenzar el año.
¿Cómo procesó la ansiedad de ver un partido desde fuera de la cancha?
Cada vez que estaba en la tribuna analizaba lo que necesitaba el equipo: un pase, un cambio de frente… Fuera de la cancha se puede hacer un análisis más amplio, pero para mí era complicado porque quería jugar para ayudar a este club. Pero lo asimilé.
¿Por qué abundan los jugadores veloces por los costados y hay escasez de ‘10’ como usted?
Predominan los que se imponen por su capacidad física, pero muchos técnicos aún utilizan el clásico ‘10’. El Delfín no lo utilizó, pero mostró otras armas que son muy respetables. El fútbol se ha vuelto más físico y se necesita más preparación. Es algo que solo pasa en Ecuador.
¿En Ecuador, impera ese estilo que apuesta más por la capacidad física?
En eso tiene que ver mucho la ideología del técnico. Yo prefiero el juego que tiene más contacto con el balón, con variantes y que te permite salir jugando desde la defensa. El estilo de juego también depende de los futbolistas que tiene el técnico.
Mantener el control de la pelota no garantiza que el equipo gane…
Delfín consiguió muchos resultados con un juego más directo y más físico. Eso es algo muy respetable, pero cuando elaboras el juego con triangulaciones y toques también puedes obtener resultados.
Católica tuvo dificultades para conseguir buenos resultados con el estilo de juego que usted menciona.
Cuando no anotas tempranamente un gol, ante un equipo que se encierra, te toca conducir el balón unos 70 metros hasta el área rival. Tienes que encontrar los espacios porque el rival te presiona en el medio. Entonces, se necesita mucha preparación mental para perseverar en la idea de juego. También hay que buscar variantes con los remates desde fuera del área y la subida de los laterales. Los jugadores no deben mantenerse estáticos en sus puestos.
¿Los clubes nacionales pueden imponer el juego que usted pregona?
Sí. Comparto con muchos colegas que los futbolistas ecuatorianos tienen mucha calidad. El tema no pasa por ahí. Lo que falta es más profesionalismo en el jugador. Se ha mejorado en su formación, pero hay muchos chicos que vienen sin haber adquirido conceptos tácticos básicos para jugar en Primera división. Ese es su déficit, pero técnicamente son bien dotados para jugar de las dos formas.
¿Qué implica ser profesional para un futbolista?
Saber cuidarse en la alimentación y tener el descanso necesario. Es algo normal en cualquier fútbol. Acá lo ven como si fuera un control para ellos, como algo que no tendría que ver con el fútbol.
¿Control?
En otras ligas, es algo normal que los futbolistas lleguen una hora antes de la práctica, desayunen en el complejo y vayan al gimnasio. A medida que el jugador crece entiende esas cosas. Cuando uno es joven cree que no son necesarias. Los más grandes, los de mayor edad, tenemos que mostrarles el camino.
¿El futbolista puede tomarse libertades como tener un asado o tomar cervezas…?
Sí. Sin tener excesos. El futbolista es un ser humano como cualquier otro. Al día siguiente del partido puede tener un desorden en su alimentación. Eso sí, siempre hay que mantener la línea.
Finalmente, ¿qué le falta al fútbol local para mejorar e ir a un Mundial?
Como le ocurrió a la Argentina, al fútbol ecuatoriano le falta un orden desde la dirigencia. Se necesita mayor seriedad a la hora de organizar.
Biografía
Nació el 2 de abril de 1985, en Buenos Aires, Argentina.
Trayectoria
Pasó por River Plate de Argentina. Es el capitán de Católica. Estudia para entrenador en la AFA.