Un par de comunicaciones -la primera antes de posesionarse y la segunda después de hacerlo- le envíe al señor alcalde, Mauricio Rodas, en las que le manifestaba que él tenía la gran oportunidad de poner orden en el transporte público que por décadas se ha manejado caóticamente, siendo el más afectado el usuario. Le planteaba que dispusiera una reingeniería de los recorridos de los buses, porque me resultaba incomprensible que por una vía -la Av. 10 de Agosto , por ejemplo- circularan cuatro o cinco líneas que, a más de las carreras endiabladas por ganarse los pasajeros, causaban congestión y contaminación. Además que ese tipo de bus no era conveniente para la ciudad: si para un usuario – sano- es dificultoso subir a esas unidades, lo es mayormente para una persona que sufre de alguna discapacidad, así como para mujeres, niños y ancianos. Pero nada de eso se ha considerado.
El señor alcalde está a tiempo de poner orden en el transporte público. Los quiteños nos merecemos un mejor servicio. El actual es peligroso y pésimo, lo dice el rechazo general de los quiteños.