Las dos víctimas fueron acribilladas a las 02:45 de ayer. Ocurrió en la intersección de las calles Los Arupos y la transversal E, en la zona industrial de Carcelén (norte de Quito). Sus cuerpos fueron encontrados sobre los adoquines de la vía, boca abajo y con las manos amarradas hacia atrás.
Las personas que viven en ese sector señalaron que escucharon disparos y se asustaron. “Las balas sonaron como canguil, unas 12 veces. Luego sentimos que encendieron un auto y huyeron a gran velocidad”, manifestó una mujer.
Los agentes de Criminalística llegaron al lugar de los hechos y recogieron pruebas: 12 casquillos de balas. También constataron que las víctimas tenían huellas de que fueron golpeadas. Se cree que esto ocurrió antes del crimen. Luego, los cadáveres fueron trasladados a Medicina Legal de la Policía. “Nos asustamos mucho con mis familiares. Por eso ni siquiera quisimos salir de la casa pese a que policías inspeccionaban el lugar. El sector es peligroso por las noches y por aquí no pasa ni un alma”, dijo otra moradora.
Este es el tercer crimen tipo sicariato que se presenta en Quito en los últimos dos meses. El 11 de junio, una pareja fue acribillada en un vehículo en el semáforo de las avenidas De la República y Eloy Alfaro (norte). Desconocidos dispararon desde una motocicleta. Las víctimas, Ernesto P. y Jennifer G., eran extranjeras.
A este se suma el asesinato del también foráneo Óscar R., quien fue baleado la madrugada del 24 de junio último mientras conducía su vehículo por la calle Granda Centeno (norte Quito). Dos personas le dispararon 20 veces desde una motocicleta y escaparon con rumbo desconocido.
Un agente de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado (ULCO) dice que los crímenes que se presentan con marcados tintes de violencia; es decir, con más de 10 disparos y golpes, se identifican con la forma de actuar del crimen organizado.
“No es normal que a una persona le den más de 16 tiros a quemarropa. Tampoco que los cadáveres aparezcan maniatados. Esa brutalidad identifica a las organizaciones criminales que se dedican al narcotráfico, trata de personas (niños, mujeres), tráfico de armas, etc.”, señaló el uniformado.
Los tres crímenes se cometieron con más de 10 disparos de arma de fuego. Ese es un indicio, señala el agente de la ULCO, para presumir que sí se tratan de crímenes cometidos por bandas organizadas. No obstante, no precisó si los tres casos se relacionan entre sí.
El oficial agrega que esa brutalidad también se asemeja a la que utilizan los delincuentes para asaltar. “Al ver cómo disparan los sacapintas durante los asaltos, vemos que la maldad es la misma como la que utilizan cuando existe venganza entre bandas delictivas”, precisó.
Marco Freire, fiscal de Pichincha, señala que la venganza es una de las principales causas de crímenes. A esta se suman también los temas pasionales, tráfico de drogas, entre otros.
En lo que se refiere a los dos homicidios reportados anteriormente (en junio), el funcionario señaló que las investigaciones continúan. “Esos casos podrían relacionarse con el crimen organizado, pero eso se debe determinar en el transcurso de las indagaciones”.
El último informe del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana (OMSC) indica que “hasta el 2009, la venganza era la tercera causa de los homicidios en la capital y para el 2010 fue la segunda, con un incremento en más del doble (128%)”.
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Según los datos del Observatorio Metropolitano, 121 homicidios se reportaron en la ciudad de enero a junio de este año.
El 41% de los crímenes se cometió con arma blanca, 33% con arma de fuego, 14% con arma contundente, 7% por estrangulación, entre otras. La administración zonal donde se registró la mayor cantidad de homicidios fue La Delicia con 36 casos, le siguen Eloy Alfaro con 17 y Quitumbe con 16 (sur de la ciudad).
El sitio donde fueron asesinados los dos hombres la madrugada de ayer se ubica entre fábricas, centros de diversión nocturna y hay pocas casas habitadas.
Una vecina precisó que la zona es peligrosa pasadas las 18:00, pues asaltan y roban a los transeúntes. “Por las noches el sitio es completamente abandonado. A mi hijo lo golpearon cuando regresaba de jugar fútbol ”.
Para un agente de Criminalística, de eso se aprovechan los delincuentes para abandonar los cadáveres. “Los lugares predilectos son terrenos baldíos, carreteras y barrios con escasa iluminación y casi deshabitados”. Los moradores del sector industrial contaron que hace cinco meses, el cadáver de una persona baleada fue abandonado una cuadra más arriba del lugar donde murieron los dos hombres. “Como es un sector donde la mayoría de edificaciones son fábricas y hay poca gente, los delincuentes se aprovechan de eso para abandonar a personas que fueron víctimas de la escopolamina”, indicó otro agente.
Otras muertes
En enero del 2011, el propietario de una mecánica fue baleado en el norte de Quito. Según testigos, los desconocidos acudieron al taller y dispararon.
El 2 de abril fue hallado el cuerpo de un taxista asesinado con un disparo en la cabeza, en la vía a Calacalí (periferia de Quito).
En el kilómetro 38 de la Vía a la Costa, un policía recibió dos tiros mientras manejaba su auto, tras regresar del cantón Playas.
El 8 de enero del 2011, dos hombres fueron acribillados en la vía a Pedro Carbo (Guayas). Él fue identificado 29 días después de haber sido asesinado.