Siempre he sido consciente del valor que tiene mi voto; pero en esta ocasión lo valoro aún más. ¿Por qué? Porque aspiro, a través de él, adherirme a esa gran mayoría de ecuatorianos que, el 19 de febrero, quieren dejar atrás esa pesadilla llamada “revolución ciudadana”.
Queremos reconstruir nuestras instituciones democráticas; queremos que nuestras opiniones se respeten; queremos saber en qué se ha gastado el dinero del petróleo, de los impuestos, del brutal endeudamiento, etc. El voto es el poder que nos concede la democracia ¡Ecuatorianos! Utilicemos ese poder y hagámoslo bien.